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Crítica de música

Del imperio austrohúngaro

Excelente arranque de la madrileña Miriam Gómez-Morán (formada en Madrid, Budapest y Freiburg). Ofreció los Impromptus Op. 90 del austriaco Schubert, cuatro piezas con toda la esencia del inicio del XIX y que fueron defendidas con decisión y seguridad. Dosificó planos y matices en el primero (Do menor) sin dejarse tentar ante otras pautas que no fueran las del propio texto. Su sonido no es ostentoso pero lo pule con esmero desde el detalle más sutil, aportando distinción a su discurso en el teclado.

En el nº 2 (Mi bemol mayor) su digitación corrió con firme legerezza y aplomada discreción en los apoyos armónicos sin perder el impulso inherente de la pieza. Recuperó con autoridad la atmósfera de sosiego en el nº 3 (Sol bemol mayor) subrayando cada modulación con el arrebato justo. Ante el nº 4 (La bemol mayor), la serie finalizó con reconfortante vuelo cuyo cantabile desplegó la gran intensidad lírica de Schubert que la pianista tradujo con íntimo recogimiento. Obtuvo la aprobación „y la ovación„ inmediata del público de la SFV por su lectura tan interiorizada.

Significativo es que Schubert haya sido un músico apreciado por grandes directores de cine como Kubrick en Barry Lyndon, Haneke en Amour, Andrew Nicoll en Gattaca o Patrice Leconte en L'homme du train.

El gran desafío de un músico llega a la hora de proponer un programa cómodo pero que mantenga el interés y la atención del público. Haydn compuso, entre otras obras, 106 sinfonías, 62 sonatas, 14 misas y 80 cuartetos de cuerda. Prolífico pero no todo sublime. Gómez-Morán pareció no encontrarse con su mejor cómplice en la Sonata en Do mayor Hob. XVI/50 del austriaco, donde, aun con técnica suficiente, se echó de menos ese punto decidido, lúdico y pícaro que la recorre.

Con el endiablado Vals Mefisto, del húngaro Liszt, escrito más contra que para el piano, el recital culmino brillantemente si bien se percibiera menor complicidad ante el gran Steinway de la Filarmónica. Correspondió a los aplausos con En el lago de Wallenstadt, también de Liszt.

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