«Una sorpresa». Así definió Rafael Company las 28 fotografías del fotoperiodista de Levante-EMV José Aleixandre que componen la exposición Línea de defensa inmediata, en la Sala de la Muralla del MuVIM, un testimonio gráfico —y vivo, porque el proyecto continúa— de los restos de la última fortificación de la ciudad durante la Guerra Civil que complementa la muestra La modernidad republicana en Valencia.

Del búnquer del Puig, hoy devorado por las aguas del mar y que parece surgir de entre los sueños, a la torre fortificada de Valencia la Vella en Ribarroja, las imágenes de Aleixandre recorren la línea de defensa construida a lo largo de casi 30 kilómetros al final de la guerra —1939, se lee en un grafiti— por 8.000 hombres como última protección de la ciudad.

No llegó a utilizarse y los restos que han llegado hasta hoy devienen el «último vestigio arquitectónico de una ilusión». Las ruinas de una herida que tarda en cerrar.