Pocas salidas le quedan al Círculo de Bellas Artes en Valencia, institución centenaria con el agua al cuello por una deuda millonaria con Bankia y una amenaza de desahucio que obliga a una triple salto mortal económico. Ayer, en rueda de prensa, quienes están al frente de la institución lanzaron un grito de auxilio con destino a las tres ventanillas de la administración valenciana (ayuntamiento, Generalitat y diputación), y también al colectivo de artistas valencianos.

Las urgencias no son en abstracto: el próximo mes de septiembre hay una vista por el recurso contra el embargo de Bankia por cláusulas abusivas y, de perder esa batalla, la institución estaría condenada, aseguraban fuentes del Círculo a este periódico. A no ser, claro, que antes se obre el milagro económico. Para ello, la nueva junta directiva, liderada por Gerardo Stübing, ha abierto todos los frentes posibles.

Ya han mantenido reuniones con Joan Ribó y con la subdirección de Museos de la Generalitat, y tienen programada otra con la diputación. Tanto al máximo responsable del consistorio de Valencia como a los representantes de Cultura del gobierno autonómico se les ha planteado la necesidad de que se ceda un espacio público donde desarrollar la actividad del Círculo, lo que significa un lugar con metros para exponer.

Esta condición es necesaria para sobrevivir porque la primera prerrogativa de la institución es deshacerse de la sede en Cadirers, sobre la que pesa la hipoteca con Bankia de 1,5 millones de euros. Y no es ese el único lastre: también deben 30.000 euros al IBI y otros tantos a la Seguridad Social. Estas cargas impiden, a su vez, que la institución reciba subvenciones, lo que genera un círculo vicioso agravado por el estancamiento en el número de socios „cuenta con 200 de una media de edad superior a los 60 años, y desde diciembre solo han incrementado en dos el número de miembros„.

Desde el Círculo aseguran que tienen varias ofertas por el palacete encima de la mesa y que, además, hay otra escapatoria en la que trabajan: un gran patrocinador que ayudara a solventar la deuda. Además, en la reunión con la conselleria se pidió un «blindaje» al patrimonio de la institución, de unas doscientas obras „entre las que figuran piezas de Sorolla o Pinazo„ para que no acaben en manos del banco en caso de que se ejecutara el embargo, apuntan desde el Círculo.

Desde las instituciones públicas, a cambio, piden que la entidad camine hacia una mayor integración en la sociedad y, en ese sentido, desde el Círculo señalan que abrirán el abanico de disciplinas hacia el cine, el videoarte (ayer anunciaron la apertura de un espacio para proyectos audiovisuales) o, los cómics, las Fallas e incluso la gastronomía, apuntan desde la institución. Ayer hicieron un llamamiento también a todos los artistas valencianos para que se impliquen en la supervivencia de la entidad.