La 66 edición de la Berlinale dio ayer su Oso de Oro a la película italiana Fuocoammare, dirigida por Gianfranco Rosi y centrada en el drama de los refugiados que a diario llegan a la isla de Lampedusa, mientras que el Premio Especial del Jurado fue para el bosnio Danis Tanovic con Death in Sarajevo.

El veredicto del jurado, presidido por la actriz estadounidense Meryl Streep y con el actor británico Clive Owen entre sus miembros, se sujetó así plenamente en el reparto de su palmarés a la vocación del festival de premiar al cine de contenido político, muy atado a la actualidad.

La migración como eje

El director de la Berlinale, Dieter Kosslick, había convertido la migración en el eje temático del presente certamen, por lo que un filme como Fuocoammare, sobre el drama diario de los refugiados que cruzan el Mediterráneo para alcanzar Europa, venía como anillo al dedo.

La temática estuvo muy presente en toda la gala, con insistentes referencias a esa tragedia por parte de los sucesivos premiados del festival, durante el cual se recogieron donativos para los refugiados al final de cada sesión.

Una gran carga política tiene también el Premio Especial del Jurado a Smrt u Sarajevu (Death in Sarajevo), donde el bosnio Danis Tanovic repasa las heridas abiertas en los Balcanes, desde la I Guerra Mundial a la actualidad. El galardón al mejor actor fue para el tunecino Majd Mastoura, por su papel en Hedi, película que además ganó el premio a la mejor ópera prima y que se centra en la transformación política y social de Túnez desde la primavera árabe.

La Plata a la mejor actriz la ganó Trine Dyrholm, por su papel en Kollektivet (The Commune), lo que supone un tributo indirecto al director de su película, el danés Thomas Vinterberg, representante de una cinematografía, la escandinava, tradicionalmente mimada por el festival.