El primero es el Arenal Sound, cuya celebración está en entredicho este año, y que contó con 260.000 asistentes en sus seis días de duración. El segundo puesto corresponde al Rototom Sunsplash de Benicàssim, que reunió a 250.000 personas en ocho jornadas, mientras que el FIB (que además obtuvo el Premio Fest 2015 al mejor festival de gran formato) y el Low de Benidorm, ocupan respectivamente el octavo y décimo puesto.

El «top 10» lo completan, por este orden, el Viñarock, en Villarrobledo (Albacete), que recibió a 200.000 personas en solo 3 días de actividad y que alcanza el tercer puesto de la lista; el barcelonés Primavera Sound, el gaditano AlRumbo Festival, el Bilbao BBK Live, el Sónar de la ciudad condal, y el SOS 4.8 de Murcia.

Estos y otros datos se recogen en el Anuario de la Música en Vivo de la Asociación de Promotores Musicales (APM) presentado ayer en Madrid.

El anuario muestra que la fuerza de las grandes citas musicales, tanto festivales consolidados como multitudinarias giras internacionales, empujaron el volumen global de facturación de la música en vivo en España en 2015, que creció un 12,1 %, aún con el tramo más alto del IVA en las entradas.

Tras años a la inversa, el negocio encadenó un segundo ejercicio de subidas y pasó de los 173,5 millones de euros de 2014 a los 194,5 de 2015, una cifra ligeramente superior a la de 2012, cuando se produjo el aumento de este impuesto del 8 al 21 por ciento.

El IVA provocó la dificultad de los empresarios españoles para competir con el resto de países del entorno (con tipos más reducidos) a la hora de realizar ofertas a los grandes artistas extranjeros de gira, algunos de los cuales volvieron a tener presencia en España en 2015, como U2 o Madonna.

La recuperación de este tipo de citas con entradas de alto coste explica, según los expertos, el crecimiento de 2015. De hecho, el tour de AC/DC fue la gira internacional con más espectadores, 150.000 en total. Entre los españoles, Pablo Alborán fue la locomotora: 500.000 personas en 52 conciertos.