Nueva entrega de cámara en la SFV con un conjunto de cuerda (varios en la presenta temporada): el Cuarteto de Leipzig, ciudad que acogió a tres de los grandes maestros de la música universal: Bach, Mendelssohn y Wagner. Munk, Büning, Bauer, y Moosdorf son instrumentistas premiados y de prolongado recorrido en los cinco continentes con el mismo éxito que obtuvieron aquí. Su sonido se proyectó con fluidez y relieve aunque con excesiva contundencia, de manera que forzando la intención hubo peligro de perjudicar los matices y, por consiguiente, el fraseo. El Cuarteto nº 17 en Si bemol mayor, de Mozart dedicado a su colega Joseph Haydn, fue ofrecido en una lectura más romántica que clásica pero en la que los solistas sajones ratificaron, sin duda alguna, su calidad instrumental. Fue el Allegro assai un claro ejemplo de su decisión, ímpetu y energía.
Se les escuchó más cómodos en el Cuarteto «Serioso» en Fa menor, de Beethoven, siempre arrebatados como en el brío del inicio o silabeando la finezza circunspecta del Allegretto y del Larguetto expressivo, para ir más allá en la búsqueda del agitato final.
En su estructura formal, tiene el Cuarteto nº 2 en La menor, de Brahms, intenciones orquestales. Se alternan momentos de hermoso lirismo así como de intenso dramatismo. Después de Mozart y Beethoven, fue un momento balsámico del gran Brahms dominando la partitura con equilibrio y magisterio, cumpliendo las demandas que exige el repertorio de cámara. Ante el reclamo del auditorio, interpretaron el Capriccio op.81, de Felix Mendelssohn.
Dada la trayectoria y el manejo del repertorio contemporáneo de los músicos de Leipzig, se echó en falta la inclusión de alguna obra sin polisón. Estamos bien avanzados en el siglo XXI así que, de tanto en tanto, hay que despejar el oído con piezas más próximas al momento en que vivimos, experimentar con nuevas propuestas y sonoridades en los viejos instrumentos. Sin duda, sería una manera de sacudir al oyente, acercarlo a la realidad porque hay otras músicas? y están ahí afuera.
