Una de las noches más especiales de su vida. La soprano israelí Chen Reiss habla emocionada de la Nochebuena de 2014, cuando el papa Francisco la invitó a cantar el Et incarnatus est, de Mozart, en la misa en la Basílica de San Pedro. «Compartir mi voz, mi arte y mi alma con los 700 millones de seres humanos que siguieron en todo el mundo aquella noche ha sido la cima en mi carrera musical», afirma la cantante.

Chen Reiss estará hoy en en el Palau de la Música de Valencia „es su segunda visita tras debutar en 2011„, en una actuación que no se repetirá en otras ciudades de España. Cantará el Stabat Mater, de Gioachino Rossini, con la Orquesta de Valencia (OV) y el Philharmonia Chorus bajo la dirección de su compatriota Yaron Traub. La mezzosoprano Aurhelia Varak, el tenor Sung Min Song y el bajo Daniel Kotlinski la acompañarán en el escenario.

«Una obra maestra como el Stabat Mater, el emocionante Philharmonia Corus [con el que colabora con frecuencia] y la Orquesta de Valencia con Traub son tres muy buenas razones para estar aquí», dice la soprano afincada en Londres.

A Reiss le gustan los proyectos que se salen del marco habitual de la ópera. Cantó el tema principal de la película El perfume junto a la Filarmónica de Berlín y bajo las directrices de Simon Rattle. Lo ve como una forma de acercar la ópera al público joven.

Ahora se ha embarcado en otro proyecto «inusual»: interpretar música clásica junto a la estrella de la mandolina Avi Avital con arreglos próximos al folk.

Avital es israelí, como ella, Traub y una buena nómina de músicos y directores. «Cantantes hay menos», precisa ella. Los atribuye más al carácter israelí „determinadoy creativo„ que a la educación musical que ofrece el país. «El Gobierno invierte en música y cultura mucho menos de lo que debería. De hecho, las orquestas reciben una aportación estatal muy pequeña y luchan por su supervivencia „razona„. La desafiante vida en Israel crea individuos únicos, inconformistas, librepensadores, que quieren compartir sus sentimientos con el mundo. Y la música es el lenguaje más bello e internacional».

Tras Valencia, le espera la Ópera de Viena, de la que es residente. Y algo más adelante, Zubin Mehta con Fidelio en Tel Aviv y el Concertgebouw en Ámsterdam.