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Entrevista

Lang Lang: "Vivo para la música, no para los aplausos"

El genio del piano regresa al Palau el jueves y un día después ofrecerá una «masterclass» en el Oceanogràfic

Lang Lang: "Vivo para la música, no para los aplausos"

Al terminar el cuestionario de Levante-EMV le esperan unas partituras de Chopin, que quiere ensayar. El compositor polaco „sus Cuatro Scherzos„ forma parte del programa que interpretará el próximo jueves en el Palau de la Música de Valencia. Al fin y al cabo, dice, pasa mucho más tiempo practicando en soledad que sobre los escenarios. Pero en los auditorios y en espacios públicos de cualquier rincón del planeta, los focos le persiguen.

Es el último genio del piano, adorado por masas „las entradas de Valencia están vendidas desde hace semanas„, criticado por algunos por su gestualidad, pero con una técnica incuestionada.

Tiene 33 años y una biografía a sus espaldas desde su nacimiento en Shenyang (China) que ya le ha dado para un libro de memorias (Un viaje de miles de kilómetros, Alba Editorial).

Y en ese recorrido vital de niño prodigio „le compraron un piano antes de nacer„, no todo han sido luces, como cuando su padre le animó a quitarse la vida después de que sus profesores dictaminaran con un ojo clínico histórico que no tenía talento para el piano.

Ahora se habla de un efecto Lang Lang por los millones de niños (40) que han empezado a estudiar piano en China. La educación de las nuevas generaciones es una de sus grandes inquietudes. Por eso creó su fundación. Y esa preocupación impulsa la masterclass que, con la colaboración de este diario, ofrecerá el viernes próximo en el Oceanogràfic a dos alumnos de los conservatorios superiores de Valencia. «Nunca he tocado en un acuario „dice„ y estoy deseando hacerlo».

Antes de apagar el equipo en el que escucha una sinfonía de Rachmaninov para contestar las preguntas, sugiere que antes que detallar la interminable agenda que le espera después de la cita en Valencia es mejor que la gente lo siga en las redes sociales. Seguro que le esperan acontecimientos especiales como los del pasado, como tocar con Metallica o ante Barack Obama.

Pasa unos 20 días al año en su casa, el resto viajando. ¿Cómo hace para no sentirse extranjero allí donde va? ¿Hay algún hábito o algún objeto fetiche que siempre va con usted?

Me he acostumbrado a viajar mucho y lo disfruto, la verdad. Me ofrece la oportunidad de conocer gente agradable, de visitar ciudades maravillosas y llenas de historia.

¿Consigue equilibrar vida familiar y profesional con una vida así o es un sueño inalcanzable con su agenda actual?

Para mí, sí existe ese equilibrio. Mientras viajo, tengo la oportunidad de experimentar muchas cosas nuevas.

Si no es indiscreción, ¿por qué ha fijado su residencia en Nueva York, la ciudad de donde nadie es?

Tengo una residencia en la ciudad de Nueva York, sí, pero la realidad es que no paso mucho tiempo allí debido a mi plan de viajes. Nueva York es un centro artístico importante y residir allí es también muy conveniente en términos de viajes.

¿Se considera libre hoy en día? ¿Nadie, ni familiares ni agentes, decide por usted?

Sí, soy libre. Tomo mis propias decisiones en la mayoría de las ocasiones.

¿Ser un niño prodigio ha sido una pesada losa? ¿Echa de menos haber tenido una infancia más «normal»?

Fue algo natural para mí, ¿sabe? Nunca pensé demasiado en cómo se me calificaba. Estudié mucho el piano cuando era niño, pero disfruté mucho haciéndolo. No siento haberme perdido una infancia normal, porque era feliz con lo que hacía por aquel entonces.

¿Qué se puede hacer para que la música clásica «mole» a los jóvenes?

La música clásica está llena de diversión cuando realmente la comprendes. Yo intento establecer una conexión con la gente joven y ayudar a que se familiaricen con la música clásica.

En España la música ha perdido espacio en los programas educativos y no es obligatoria. ¿Vamos mal?

Yo creo que la música debería de estar presente en la educación y en la vida. Si enseñamos un poco de música a la gente joven, la amarán de una manera natural.

«La pasión y la improvisación nunca pueden dañar la técnica». ¿Esa sería su norma? ¿La técnica por encima de todas las cosas no puede conducir a una gimnástica del piano?

La técnica es el fundamento, pero tienes que presentar la música con imaginación, pasión y muchas ideas.

Sus críticos le reprochan que hace entretenimiento, no cultura. ¿Qué responde usted?

Pues que mi deseo es acercar la música a la gente joven y eso implica que a veces tenemos que explorar caminos atractivos, pero lo fundamental es que interpreto música clásica con seriedad y desde el pensamiento analítico, como una forma de expresión cultural.

¿Y sabría vivir sin los aplausos?

Sí. En realidad paso mucho más tiempo practicando solo que sobre los escenarios. Todo el mundo tiene un motivo para vivir. En mi caso, creo que vivo para la música, no para los aplausos.

¿Sueña con componer o es bueno conocer los límites de cada uno?

Lo he hecho, pero en muy pocas ocasiones. A veces improviso.

En Valencia va a realizar una actividad especial en l'Oceanogràfic, que ya conoce. ¿Qué sensaciones le produce este lugar?

Sé que es uno de los acuarios más impresionantes. Nunca he tocado en un acuario y realmente estoy deseando hacerlo.

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