El teatro Flumen se convierte en un loco cabaret gracias a la versión muy libre de la popular comedia de Jean Poiret La jaula de grillos, en una producción netamente valenciana y muy ambiciosa de Saga Producciones, con un montaje que promete ser «espectacular».

José Saiz, productor, director y primer actor, recordó las dos versiones anteriores en la gran pantalla: una francesa con Ugo Tognazzi y otra, norteamericana, con Robin Williams. «Pues la nuestra no se parece a la una ni a la otra porque basándonos en el texto original hemos dado paso al cabaret, con la inclusión de 16 números musicales, cuando en las versiones anteriores el cabaret era solo un punto de referencia», desgranó Saiz.

La temática de la obra es la misma: «Una pareja gay en la que uno de ellos tiene un desliz en su juventud y es padre, comprometido con la hija de un reputado senador. El problema llega cuando la familia de la novia desea conocer a los padres de él, ignorando la condición real en que se encuentran», explicó la figura omnipresentes en esta adaptación.

Junto a Saiz interviene el actor-cantante Alberto Vázquez, asumiendo el papel del travestido amante del dueño del local. «Me siento muy feliz en esta comedia. He trabajado en grandes salas de la Gran Vía y puedo decir que nunca me sentí tan bien como en este mágico Flumen», enfatizó.

Saiz se mostraba satisfecho con el resultado que están teniendo su costosas producciones. Si en la anterior, Bodas de Sangre, había un reparto cuantioso de alta nómina, en La jaula de grillos ocurre exactamente igual. «Es cuestión de mucho esfuerzo y sacrificio, pero pretendo que las instituciones se den cuenta de nuestro empeño y se decidan a subvencionarnos. Los nuevos mandatarios de la C. Valenciana aún no se han manifestado. Con lo que hemos recibido de ayuda nos ha llegado justo para pagar los programas de mano», lamentó, abundando en que en esta obra han reunido «un cabaret con dieciocho personas en escena, algunas de las cuales incluso doblan sus personajes. Son dieciséis números bailando y cantando alternando con el texto, con música original y en directo de Paco Ibáñez y Fernando Barber. Y una coreografía excepcional de Lina Martínez, que también interviene en la obra».

El vestuario es cuestión de Fidel David. «Para cada número musical los bailarines se cambian de vestido y pelucas, lo que supone unos camerinos repletos de trajes y plumas en una auténtica vorágine de gentes moviéndose entre ellos». Puede decirse que La jaula de grillos es, también, lo que ocurre tras el escenario.