Con el toro Adulador, negro y de 521 kilos tomó la alternativa Vicente Soler. Un astado bien presentado, blando y que se quedó corto. Soler se fue a saludarlo a porta gayola. Lo lanceó por chicuelinas y lo banderilleó con espectacularidad. Con la muleta mostró soltura y recursos en un trasteo esforzado que no pudo tomar vuelo. Al sexto lo recibió con cinco largas. Firmó una labor vibrante y entregada, de torero dispuesto, justamente recompensada. El encierro de la familia Matilla exhibió una presentación más que aceptable. Luego su juego estuvo presidido por la desigualdad. Manejables y con movilidad, aunque escasos de raza.

Padilla banderilleó con lucimiento a su primero, al que abrió el trasteo con muletazos con las dos rodillas en tierra. Su labor fue rematada por una contundente estocada. Y tras volver a banderillear al cuarto, muleteó con buen oficio y técnica, en un trasteo profesional que remató con desplantes y alardes. Paquirri firmó una faena periférica aunque limpia, templada y suelta al segundo, en la que no faltaron miradas al tendido. Manejó deficientemente con las armas torcidas. Y lo intentó ante el deslucido quinto, en una labor intrascendente.