Cris, Alba y su hermana Joana protagonizan un «triángulo de amor maldito». Joana está enamorada de Cris pero él sólo tiene ojos para Alba y Alba está en otras cosas. «Así que el amor duele».

Esta podría ser la historia real de cualquier adolescente. Es, sin embargo, el meollo de Enamorar(se), la última novela de la escritora valenciana Carmen Amoraga, su primera incursión, además, en el género juvenil.

Para hablar sobre ella, Levante-EMV huye de convencionalismos y ha reunido a la autora con quienes mejor conocen de qué habla y escribe la también directora general de Cultura de la Generalitat Valenciana: tres jóvenes, de entre 15 y 18 años. María Mota, Lydia Ramón y Olena Lis, preguntan y conversan con Amoraga sobre los personajes, el trasfondo del libro, la literatura y, cómo no, sobre el amor.

Protagonista «pasiva»

La autora señala, y de algún modo, lamenta, cómo las novelas de corte juvenil presentan a las mujeres como un personaje que actúa «de forma muy pasiva», «siempre detrás de un hombre». «Se mantienen los mismos clichés de cuando yo era adolescente e, incluso, casi los mismos que en tiempos de nuestras abuelas», apunta. «Mi intención era poner el foco precisamente en eso, en las relaciones tóxicas, el machismo; quise hablar de la realidad, de que el machismo también empieza en edades tempranas». «Me da rabia ver cómo se reproducen los mismos roles», añade.

Aunque María, Lydia y Olena se muestran tímidas al principio, pronto se olvidan de la vergüenza y Carmen les invita a preguntar y participar. El tema de la violencia machista y juvenil les interesa. Comentan que, en cuanto a los roles, el libro refleja de forma real cómo las chicas son más duras entre ellas. Aseguran que han estado presentes cuando alguna compañera ha insultado a otra por asuntos del corazón, mientras que los chicos se han felicitado entre ellos.

A Amoraga le sorprende que «siempre es la misma canción pero con diferente letra», dice en alusión a las relaciones que «atormentan» a los adolescentes. Los de hoy y los de ayer. Y, seguramente, a los que vendrán.

Ante las preguntas de las jóvenes entrevistadoras, Amoraga habla sobre los personajes. «Casi llegan solos, te llaman a la puerta», dice la autora, que reconoce que se ha documentado con la ayuda de familiares más jóvenes e hijos adolescentes de conocidos. «Es un ejercicio de empatía», explica.

Respecto al género juvenil, en el que ahora se estrena (aunque esta novela la escribió hace tres años), la autora destaca que «me parece increíble que las novelas que los adolescentes leen, con todos esos clichés, se vendan como churros. No son reales», reitera. En esta línea, Amoraga dice echar de menos más realismo y así lo corroboran la tres jóvenes, lectoras de este tipo de literatura. Destacan los finales felices de este tipo de libro. «El tuyo es mucho más real», dicen a Amoraga.

Las cuestiones de las jóvenes plantean a Amoraga el «amor ideal». La autora señala que «el amor perfecto no tiene que ser eterno. Debemos esperar autenticidad, honestidad. Es peor seguir fingiendo». Al respecto, señala que «el amor perfecto en el imaginario colectivo es el de Romeo y Julieta, ¡y mira cómo acabó! El amor perfecto „continúa„ es el que evoluciona, el que es correspondido en igualdad».

Las jóvenes lamentan, desde su perspectiva, que los amores adolecentes pecan de «superficialidad». «Vivimos en un mundo que rinde culto al cuerpo», responde Amoraga. «Las películas de princesas tampoco ayudan», añade.

María, Lydia y Olena también comentan a Amoraga lo que más y menos les ha gustado de la novela. Pero, aquí no hay spoilers. Sin embargo, no evitan hablar de uno de los pasajes más duros de la novela: el embarazo adolescente. Amoraga recuerda un programa de televisión que trata el tema. Las tres chicas responden casi al unísono con el nombre del espacio. Está claro que hablan el mismo idioma.

La autora aprovecha el encuentro para conocer las inquietudes literarias de sus interlocutoras. Les gusta leer, «pero no lo que nos obligan en clase», aseguran. Amoraga pregunta si les gustaría que los escritores fueran a las aulas. La respuesta es unánime: «¡Sí!» Amoraga habla de sus gustos literarios; no se atreve, sin embargo, a dar recomendaciones a las tres jóvenes sobre qué libros leer a su edad. «Es algo muy personal». Sí da algunas indicaciones, como leer en familia y en función de gustos, sin pensar en que «nos vayan a juzgar» .

Sobre los best sellers también tiene sus propias opiniones: «Cuando un libro se vende mucho es porque lo compran lectores no habituales», apunta con acierto.

Amoraga aprovecha los últimos minutos de conversación „que se hace corta para todos„ para reivindicar el fondo del libro. «La relación más importante es con uno mismo. Hay que plantearse cómo se quiere tratar y ser tratado».