Si se utilizan términos futbolísticos, aunque este año en Valencia casi es mejor no tocar el tema, vista la trayectoria de los dos equipos representativos de la ciudad, la corrida de ayer estaba protagonizada por tres espadas que aspiran a entrar en la Europa League. Tres buenos toreros, tres coletudos que gozan de un estimable cartel y que están situados en la mitad de la tabla clasificatoria. Alguno de ellos, incluso ya ha jugado en Europa, y se puede afirmar que disputó la previa de la Champions League. Como es el caso del vasco Iván Fandiño.

Lo cierto es que han llegado los festejos falleros y ha aparecido el invierno. Ayer, la tarde se vistió de tonos cárdenos y cenicientos. Frío, aire y el cielo cubierto, con un ambiente muy desapacible y a contraestilo de lo que es una tarde de toros.

El encierro del hierro de Zalduendo, que dio un notable juego en la feria de Castelló, exhibió una presentación sobrada de cuajo. Lo cierto es que en lo que llevamos de feria, el trapío de las corridas ha sido irreprochable. Luego, su juego ya fue otra cosa.

El primero tuvo cuajo aunque escasa cara. Apenas le dieron dos picotazos en el caballo, apretó en banderillas y llegó al tercio final desplazándose con nobleza y buen son, con el defecto de puntear un tanto los engaños debido a su escaso poder.

Fue muy aplaudido de salida el voluminoso segundo, que tuvo mucho lustre. Sangró mucho en el caballo y luego llegó con tranco y desplazándose a la muleta, aunque con el defecto de escarbar y sin dejar de echarse arena a los lomos. Se paró y se aplomó a mitad de faena. El tercero, con menos cuajo, se dejó pegar en varas. Aunque blandeó, tuvo un punto de bravura y transmisión y se fue siempre a los engaños, aunque con el defecto de amagar con irse. El castaño y lombardo cuarto renegó en el peto. Muy apagado, con muy poquita fuerza y sin terminar de pasar. El quinto fue muy protestado por su poca fuerza. Sin embargo, llegó al tercio final repetidor y duró una enormidad. Y el cierraplaza fue devuelto por inválido, y en su lugar salió un ejemplar de El Ventorillo grandón. Renegó en el peto y, muy apagado, tuvo muy poco recorrido.

Fandiño, viejo conocido

Iván Fandiño, antiguo alumno de la Escuela de Valencia, en la que lució el apodo de Niño de la Antigua, saludó con largas de rodillas a su primero. Con la muleta se mostró afanoso y tesonero, en un trabajo en el que lució por momentos al natural, aunque sobrado de enganchones y destemplanzas. Mató de una estocada trasera. Frente al cuarto lo intentó escaso de convencimiento y con muy pocos recursos, y lo mató a la última. Y se vio obligado a lidiar al sexto por percance de Adame. Anduvo displicente y presa del desánimo, y lo despachó sin mayores probaturas. Este Fandiño está para luchar por la permanencia.

El mexicano Joselito Adame saludó con dos largas a su primero. Prólogo su faena con estatuarios y anduvo muy firme y asentado, en un trabajo que se basó en la mano derecha y en el que trató de exprimir las embestidas de su oponente. Mató de una estocada trasera, tendida y contraria. Cuando estaba el toro para descabellar, le pegó un arreón y le cogió dándole una seria voltereta de la que salió herido. Según el parte médico, sufre una cornada en la cara anterior distal del muslo izquierdo, que llega a la cara anterior y a perforar el recto interior. Quedó ingresado en la Casa de Salud, pero según los médicos podrá torear en la feria de Sevilla.

Y se presentaba como matador de toros en Valencia el salmantino Juan del Álamo. Suelto, con firmeza de plantas, y mucha seriedad, firmó una faena de fundamento y buena técnica ante el tercero , en la que toreó con templanza y en son de torero muy capaz. Frente al quinto se mostró también suelto y muy puesto, sobrado de zarpas. Dejó siempre la muleta por delante en una labor en la que toreó, eso sí, algo libre de jurisdicción y en la que no hubo acople por el izquierdo, pero en la que se mostró sobrado de recursos y de lucidez. Preparado para entrar en Europa.