En realidad el distrito valenciano es solo una de las latitudes que componen el mapa de esta familia, a medio camino entre Barcelona (de donde es Roger), Valencia (hogar de Muriel) y Calafell, en Tarragona, pueblo en el que ahora habita la pareja junto a su hija Mar. Pero al principio de la entrevista a él se le escapa un «som de Benimaclet» esclarecedor. Los dos escritores, «pareja real antes que artística», pensaron un buen día en «apostar por la escritura» como modo de vida y, con varios proyectos en solitario ya a la espalda, idearon el mundo que ha cristalizado en la trilogía de La Esfera (Planeta), cuya primera novela acaba de publicarse.

Sin alas es el título del arranque de una aventura en la que los escritores (que han adoptado el pseudónimo conjunto Muriel Rogers para el proyecto) construyen un futuro distópico, sin fecha ni lugar homologable en el mundo que conocemos y para el que no huyen de los paralelismos con sagas como la de Los juegos del hambre. «Son muy rebeldes estas trilogías, con la idea de acabar con el poder», reflexiona Villanueva, quien explica que su historia funciona «como una metáfora de la sociedad actual llevada al extremo, en la que la vida se reduce a las redes sociales, con un perímetro mínimo». «Y lo más curioso es que los habitantes de ese mundo están contentos», aporta Coch. No todos. Kala, su protagonista, puede parecerse a la Katniss que interpretó Jennifer Lawrence, solo que la de Muriel y Roger «no tenía ninguna intención de dar un paso al frente». «Eso sí, queríamos que fuera chica: se ha acabado el tiempo de los héroes», proclama Coch, reconociendo que en su personaje hay un alegato feminista.

En esta aventura la pareja apunta que fue Coch quien aportó el imaginario «de los videojuegos y la ciencia ficción», mientras Villanueva contaba con «la técnica» de una escritora experimentada, con casi una decena de títulos publicados.

Tenían claro que sería una trilogía y prometen que la segunda parte, a menudo la más floja, es la que más han cuidado de las tres. Llegará a las librerías antes del verano, cuando ya hayan comprobado el impacto en el público juvenil de su primera entrega.