Seres solitarios, acostumbrados al gobierno de un colectivo, dictatoriales a veces, los directores de orquesta, dice la leyenda, están diseñados para rivalizar por los mejores podios. Los italianos Roberto Abbado y Fabio Biondi, uno experimentado en el repertoro clásico y otro especialista en música barroca, aceptaron hace un año la propuesta poco habitual de su compatriota Davide Livermore: compartir la dirección musical del Palau de les Arts. El «éxito» de este modelo cooperativo „«una realidad innegable, a pesar de las dudas iniciales», según el intendente„ lo escenifican mañana (20.00), con un poco común concierto de la Orquestra de la Comunitat Valenciana (OCV) con dos directores.

Primero, Biondi dirigirá la Sinfonía Júpiter de Mozart. Luego, Abbado se ocupará de un título aún más popular: la Sinfonía número 5, opus 67, de Beethoven. Para finalizar, Abbado se quedará en el podio y Biondi cogerá el violín para interpretar la Ciaccona de Tomaso Antonio Vitali (siglo XVIII) en la orquestación que a principios del siglo XX le dio Ottorino Respighi, con tintes decadentistas.

Uno y otro, separados por Livermore en el centro, ya exhibieron ayer, durante la presentación del concierto, la buena relación entre ambos. Tanta, que cuando conversan es «como mirarse al espejo o hablar solo», afirmó Abbado.

Se trata de mostrar la filosofía de Les Arts, resumió el intendente Livermore: los directores «dejan un paso atrás su ego para compartir una orquesta» que es de toda la Comunitat Valenciana.

Es también una ocasión de «mostrar la ductilidad» de la OCV, añadió Biondi, de cómo puede seguir visiones distintas de entender la música, algo «fantástico» en un momento de «ópera global», en el que no hay «una verdad» a la hora de interpretar una partitura. Una forma de mostrar que Les Arts está «fuera de la rutina» dominante.