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El cómic no olvida a sus clásicos

Sento Llobell y Manel Gimeno, dos de los grandes dibujantes de la generación de la Nueva Escuela Valenciana, vuelven a las estanterías - Sento publica la tercera parte del médico Pablo Uriel en la Guerra Civil y Gimeno recupera a su clásico «M»

El cómic no olvida a sus clásicos

2016 se dibuja con trazo limpio: este será el año en que la Nueva Escuela Valenciana del cómic colgará sus viñetas en el IVAM, se sacralizará su técnica y se recuperarán sus héroes. No es casual que algunos de sus nombres vayan apareciendo en tapa dura, como el de Mique Beltrán, de quien recientemente se recopilaron las historias de Cleopatra, y al que ahora se suma M, el antihéroe creado por Manel Gimeno para la revista Bésame mucho. Al mismo tiempo, Sento Llobell cierra las aventuras de Pablo Uriel, el médico novato zarandeado por la Guerra Civil, con el tercer tomo dedicado a su biografía: Vencedor y vencido.

Sento, uno de los exponentes más activos „al menos dentro del cómic„ de su generación, presentará el libro en el Monasterio del Puig, lugar donde Pablo Uriel, su suegro en la vida real, fue encerrado diez meses durante el conflicto. «Mantiene el tono reflexivo de las dos entregas anteriores y aquí se presenta el final de la esperanza», cuenta el autor. En este desenlace, con epílogo de Ian Gibson, se verá al personaje sobrevivir para contar una guerra «en la que él regresa a casa pero ha perdido a sus hermanos; también ha sucumbido la opción que defendía».

Cuando se publique este título, al menos de momento, Sento dice que se acabaron las aventuras que comenzaron hace tres años con Un médico novato: «Sí que me apetecería seguirla pero no sé cómo», reconoce el autor, que al mismo tiempo se confiesa «harto de la guerra». Cuando suelte la mano de Pablo Uriel su intención es seguir publicando una nueva historia cada año «mientras se pueda», propósito marcado desde que decidió autoeditarse para que sus páginas no envejecieran en un cajón. Algún editor, en concreto su amigo Paco Camarasa, le ha sugerido que aproveche para reflotar algunas de sus historias de los ochenta, pero hasta ahora siempre encontraba una excusa para aplazar la revisión: «Cuando acabe este libro».

Mientras tanto, colegas de generación sí que se han lanzado a rescatar sus primeras aventuras. Manel Gimeno, por ejemplo, tenía un libro con material nuevo de pequeños relatos cargados de humor negro en formato viñeta. Flash back en negro (Reino de Cordelia) supone la reinserción en la sociedad del detective con parche en el ojo y malas pulgas, en lo que fue el lado más negro de los dibujantes de línea clara. «Éramos fieles al género: no hay humor en estas historias. Nos las creíamos y tienen el encanto de ser muy puras», explica Gimeno, que ha disfrutado repasando todo aquel material para rotularlo de nuevo. Ha evitado, sin embargo, la tentación de rehacer ciertas escenas con tal de actualizar al personaje. «Nuestra ingenuidad se contrarrestaba con autenticidad», defiende el autor, que habla en plural porque incluye a su «hermano» Mique Beltrán, autor de algunos guiones para M.

«En la Nueva Escuela, más que un grupo cohesionado, éramos amigos que muchas veces dibujábamos en la misma mesa», recuerda Gimeno, aunque matiza que «había elementos comunes, como crear historias con cierta enjundia». De aquella generación, la mayoría fueron pisando otros territorios fuera del cómic, debido al «misérrimo mercado editorial», en palabras del propio Sento. Ahora, entre producción nueva y clásicos revisados, la Nueva Escuela vuelve a pedir hueco en las estanterías.

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