El mayor esfuerzo en la adquisición de arte durante los diez años de Consuelo Císcar al frente del IVAM (2004-2014) recayó en la obra de Gerardo Rueda. Más de tres millones de euros destinados a la compra de siete piezas monumentales (y a su fundición, ya que cinco no existían) del escultor madrileño muerto en 1996 y conocido por la pasión de José María Aznar hacia él («mis artistas favoritos son Rueda, Rueda y Rueda», dijo en 2008).

El valor real de este material es hoy uno de los puntos centrales de la investigación judicial contra la gestión de Císcar en el IVAM y ni los propios especialistas del museo garantizan su originalidad y que detrás esté la intención del artista.

Se puede ver en un informe del conservador jefe de la colección del IVAM, realizado a petición de la titular del juzgado de instrucción 21 de Valencia y que forma parte del sumario por los presuntos sobrecostes, al que ha tenido acceso Levante-EMV. En el caso están imputados la exdirectora, su equipo (cuatro exsubdirectores) y el empresario de transportes y viajes Enrique Martínez.

«No podemos determinar, salvo mejor criterio, si se trata de una obra original o copia de otra anterior al no haber ninguna prueba que permita corroborar la intención del artista», afirma Josep Salvador en el documento, reproducido en estas páginas.

Se refiere a una pieza de Rueda (Sin título), aunque apostilla que el mismo informe «se puede suscribir» para Altamira, Polar II, Rotondo, Bodegón de cerradura, Construcción rusa I y Bodegón olvidado.

Todas son piezas de gran formato adquiridas entre 2006 y 2007. Las cinco últimas, señala el experto, fueron fundidas por la Fundición Capa y entregadas a medida que iban ejecutándose.

Gerardo Rueda, precisa el conservador, «murió en 1996 y su heredero nunca facilitó al museo la documentación necesaria (bocetos o maquetas preliminares) que permitiera conocer de primera mano el proceso creativo que justificara o argumentara la idoneidad de realizar estas piezas».

El IVAM desembolsó casi 3,2 millones -la cantidad incluye los más de 250.000 euros de la empresa de fundición- en una operación que incluía la donación de 77 obras de la colección de Rueda.

El informe citado ratifica las dudas sobre el valor de unas piezas monumentales creadas ex profeso a partir de ideas y esculturas de menor tamaño del artista.

El análisis de Intervención de la Generalitat que dio lugar a las diligencias judiciales tasaba estas obras en un 10 % de lo que se pagó. Para la Fiscalía, existió «un evidente sobrecoste», pues «se adquieren obras de arte años después de fallecido el autor sin que este las hubiera realizado», de forma que Císcar «benefició», dice, al heredero de Gerardo Rueda en 2.657.177 euros.

El sumario del caso abunda en nuevas tasaciones de obras del artista madrileño realizadas por los dos valoradores habituales del IVAM. No alteran la opinión reflejada en el documento de Intervención.

Incluye además parte de un informe interno realizado en el momento de la compra, que fue acompañada de una muestra. El escrito ya ponía de relieve que el seguro que José Luis Rueda (el heredero) proponía para las obras era muy superior a lo que otras similares se habían vendido en subastas.

Finalmente, tras la negativa del Ministerio de Cultura a pronunciarse sobre el valor de las obras, el asunto ha quedado en manos de una comisión de peritos, que debe pronunciarse.

Rueda (hijo) rechazó en su momento las valoraciones de los tasadores en declaraciones a este diario con el argumento de que lo que él ponía en venta era un material que no estaba en el mercado y solo tenía él, a diferencia de los «múltiples» a la venta en casas de subastas.

La defensa de Císcar ha incidido asimismo en la descalificación del trabajo de los tasadores del IVAM, aportando al sumario escritos de artistas y galerías con el fin de probar que mentían cuando decían que habían pedido precio a alguna firma y que habían encubierto su identidad en otros casos.

«Llama la atención», dice además Juan Molpeceres, el abogado de la exdirectora, en un texto incluido en el sumario, «que se investigue un periodo [2009-2014] donde el gasto proporcional en la adquisición de obras es mucho menor» en comparación con lo invertido desde la creación del museo (1989).

En torno al affaire Rueda, el sumario desvela correos internos e informes que desautorizan a Císcar. La exdirectora apuntaba en el expediente de compra de la primera obra adquirida (Gran relieve, en 2004, por 360.000 euros) que esta había formado parte de la exposición dedicada a Rueda en el IVAM en 1996. Y hacía constar que era original. Sin embargo, los correos prueban que la obra no estaba finalizada en el momento de compra, sino en fundición. Un escrito del conservador Ramón Escrivá aclara, tras conversación con José Luis Rueda, que la pieza que se expuso en el IVAM es propiedad del Reina Sofía y que la comprada es la primera que dejó inconclusa de una proyectada edición seriada con material reciclado. Eso dicen los papeles del sumario.