Un hombre se esconde tras unas cortinas. El objeto de su espionaje es una conversación entre un joven, que ha asesinado a su tío „verdugo de su hermano„, y su madre. El joven, alertado por un ruido entre el cortinaje, apuñala mortalmente al «espía». La escena tiene siglos de historia y sonará al avezado lector. La escribió William Shakespeare hace más de 400 años.

La trama de Hamlet podría ser una caso llegado a cualquier juzgado del mundo. De hecho, es casi idéntica a la que ocurrió hace unos años en Marsella. Así lo explica Roger Bernat, responsable de la particular obra Please continue, Hamlet, una versión teatralizada de un verdadero juicio, en este caso a un personaje que han bautizado como Hamlet por las similitudes del caso con la obra shakesperiana. Pero Bernat baja del trono a su Hamlet y lo sienta en el banquillo de los acusados. Tampoco es rey, sino más bien un chico de barrio que viene de una familia desestructurada.

Lo rompedor de este Hamlet del siglo XXI, además del juicio al presunto asesino, son sus actores. Sobre la escena solo hay tres profesionales de las tablas: Hamlet (Pau Gregori), Ofelia (Laura Romero) y Gertrudis (Pilar Martínez). Los demás son profesionales de otras tablas, quizás más duras. Jueces, fiscales, abogados, forenses y agentes judiciales se interpretarán a sí mismos en esta obra que se representará el sábado y el domingo en La Rambleta. Y sin guion.

Un juicio real

Lo único que han recibido ha sido un dossier con las claves del caso. Lo que se verá sobre las tablas será un auténtico juicio, con todas las de la ley y mucha improvisación. Los «actores» son nombres conocidos de la judicatura valenciana: los jueces José María Tomás y Tío y Juan Beneyto; los fiscales Gonzalo López Ebri y Macarena Correo; los abogados Bibian Cabedo y José Domingo; el forense Manuel Fenollosa; el psiquiatra Juan Sanchís; y los agentes judiciales Consuelo García y David Cardós serán los encargados de abrir al público lo que se vive en un juzgado de Valencia. Los responsables, sin embargo, de decidir el futuro de Hamlet serán nueve personas del público, elegidas al azar y que se reunirán como un verdadero jurado popular. Ellos darán el veredicto final.

Tomás y Tío, presidente de la Sección Segunda de la Audiencia de Valencia, encuentra muchas semejanzas entre este montaje y la vida real. «En cierto modo, la justicia es un teatro», en el sentido, de la puesta escena. Para su compañero, Juan Beneyto, la divulgación judicial fue uno de los motivos que le impulsó a formar parte de esta peculiar obra de teatro.

Algunos de los «actores» tienen alguna experiencia sobre las tablas, pero ninguna más allá de las obras universitarias, entre amigos, o en casales falleros. Aunque suene a amateur, Bernat apunta a que nadie sobre la escena es principiante. «Ellos son profesionales de la justicia y eso es precisamente lo que van a hacer sobre el escenario». «El público verá un auténtico juicio».

Tan auténtico que incluso a la hora de avanzar el contenido de la obra, sus protagonistas se mostraban cautos en adelantar qué se verá sobre el escenario. Abogados defensores y fiscales no podían revelar sus estrategias. Hasta el actor que da vida a Hamlet se encontrará horas antes del «juicio» con su abogada sobre la escena para establecer las pautas una vez llegados al estrado de La Rambleta. Como no, para sus defensores, este Hamlet del siglo XXI no tenía intención de matar a Polonio, el hombre que se escondía tras las cortinas. Y claro, todos quieren ganar el juicio.

Un caso, dos posibles finales

Bernat destaca de la obra «no saber si Hamlet será declarado culpable o no. Cada representación es completamente diferente a la anterior», sostiene. Con cerca de 150 representaciones en todo el mundo, Please continue, Hamlet pondrá sobre la escena un juicio de hoy, a un Hamlet del extrarradio, cuatro siglos después de salir de la pluma del Bardo.