Álvaro García Hernández (Valencia, 1976) supo que ganaría el premio Gran Angular antes que el jurado. No es una cuestión de amaño, sino pura convicción. «Es que la novela es brutal», reaccionaba ayer desde Madrid ante la llamada de este periódico, minutos después de acabar su primera rueda de prensa. «Ha sido elegida por unanimidad», proseguía; «la entregué el 18 de agosto y el 30 acababa el plazo; el 2 de septiembre me fui tatuarme el título», abunda. Quizás los encargados de valorarla, junto a las otras 147 candidatas a los premios que concede la Editorial SM, no quisieron que pasara con ese tatuaje lo mismo que con el de las exnovias.
En la versión oficial, el jurado ha escogido León kamikaze porque se trata de «un relato ágil con un estilo rompedor que enlaza con las nuevas formas de lectura», además de «por tener una galería de personajes llenos de humor y todo tipo de matices y por mostrar con honestidad la evolución ética del protagonista». El galardón comporta una suma de 35.000 euros, de los cuales García apunta que destinará una parte a la Federación Española de Enfermedades Raras, siguiendo un principio que guía sus obras (lleva cuatro hasta la fecha, tres de narrativa juvenil): «Al acabar el libro tienes que ser mejor persona». A partir de hoy se puede comprobar el alcance de sus intenciones, puesto que la novela está ya en las librerías, con una tirada de 7.000 ejemplares.
Dos años pasó el autor dándole vueltas a una obra que brota de los personajes, a los que estuvo puliendo por aquí y sacando punta por allá antes de darles una historia. «Quería que ocurriera como con Grenouille, de El perfume, que es un villano pero la gente se queda enganchada a él», diserta García, un profesor de instituto que ha estudiado los gustos de sus alumnos, de la misma manera que lo hace a través de su blog, Diario de un dios equivocado: «Sé que no les gusta mucho el humor ni los textos largos, que suele ser un público femenino...».
Como parte de ese «estudio de mercado», la novela se estructura en hashtags, pero lo que el autor considera más importante para con sus espectadores es que «tienes que ofrecerles la posibilidad de cambiar el mundo». Por eso su León, nombre con reminiscencias a un asesino cinematográfico, es eso: un muchacho sacudido por la vida y con aire de antihéroe, que emprende un camino hacia la redención. Con el premio bajo el brazo y su éxito literalmente tatuado, el escritor advierte ahora que su propósito es acabar siendo «número uno».
Premio Barco de Vapor a Roberto Santiago
«Los Protectores» fue la elegida para el Premio Infantil El Barco de Vapor por tratarse de «una novela de ritmo ágil y acción trepidante que presenta una temática actual tejida con humor y fantasía, gracias a una voz narrativa muy cercana». El autor, Roberto Santiago, es conocido por novelas infantiles como la colección «Los Futbolísimos». La obra, recomendable para niños a partir de 9 años, está desde hoy en las librerías.
