De humor fino y pensamiento y verbo rápido, el escritor francés Pierre Lemaitre (París, 1951) reveló ayer el que, en su opinión, es el crimen perfecto: «aquel que olvida el propio criminal». De ese modo, «no se convertirá en su en juez e investigador».

Precisamente de ese viejo planteamiento gira la que será su próxima novela, en la que el protagonista es un niño de 12 años que ha ideado el asesinato ideal. Así lo «confesó» a Levante-EMV el autor galo, ganador del Premio Goncourt, «el Cervantes francés». Lo hizo en el Instituto Francés de Valencia con motivo de su participación en el festival Valencia Negra, que se celebra en la capital hasta el próximo 15 de mayo. El novelista estuvo acompañado por los directores de la entidad académica, Gerard Teulière, y del certamen, Jordi Llobregat, además de representantes de las editoriales Alfaguara y Bromera, responsables de sus obras en España.

Lo que oculta la demanda

El autor de la exitosa serie protagonizada por el investigador Camille Verhoeven, analizó el «estado de salud» de género negro y señaló que «en todo el mundo es mayoritario; en Francia, uno de cada cuatro libros que se venden es de novela negra. Hay una enorme demanda», dijo. Al respecto, reflexionó que quizás habría que analizar qué hay detrás de tanta demanda. «Da que pensar». «Si una de cada cuatro novelas vendidas fuera pornográfica, la gente se preguntaría 'qué pasa' y eso no ocurre con la negra, que trata sobre crímenes», dice ligeramente sorprendido o, quizás, asustado.

Llegando a extremos, ¿es posible que el público vierta sus deseos en la literatura? «En la sociedad moderna, teóricamente menos violenta que el siglo pasado, que haya esta demanda de crímenes significa que hay una frustración enorme del individuo».

Al respecto, añade además que «el papel de la literatura es crear crímenes de sangre, un ejercicio de exorcización para el individuo. En la novela negra siempre hay un culpable, eso alivia y descarga al individuo».

Sus estudios en Psicología dice que no le han enseñado tanto del oficio como sus años de profesor de Literatura a la hora de gestar historia y moldear personajes. Preguntado sobre su móvil criminal o trastorno psicológico «favorito o más recurrente» dice convencido que la «venganza». «Quizás es algo que debería analizar con un psicólogo, no con una periodista», dice entre risas.

Aunque no le importa demasiado que haya géneros literarios, las etiquetas que el mercado editorial pone a las diversas formas literarias sirven para que el lector pueda tener alguna referencia en un mundo «donde la información va muy rápida». Esta línea, destacó que «ha habido un desbordamiento de las nuevas tecnologías, pero que el ciudadano no ha sabido usarlas con espíritu crítico».

Tampoco quiso dejar ayer de lado el boom o el viraje a lo oscuro e la ficción televisiva. Aunque sostuvo que la literatura se ha visto afectada por las series de televisión y el cine, señaló que el retroceso de la literatura no tiene que ver con la pérdida de ficción: «la gente la necesita porque es una inmensa máquina de explicar la realidad». Añadió, sin embargo, que «la televisión ha obligado a la literatura a compartir el pastel».

Lemaitre recibió en 2013 el Premio Goncourt por la novela Nos vemos allá arriba, una historia sobre las víctimas inocentes que dejó la Primera Guerra Mundial y la primera del autor que se publicó en español. Tras ella, llegó su serie negra, protagonizada por el peculiar comandante de la Brigada Criminal de París Camille Verhoeven.

El autor „que mantendrá un encuentro hoy a las 19.30 horas en la Fundación Bancaja dentro del programa del certamen„ aplaudió festivales como Valencia Negra, que «demuestran que la literatura aún puede ser un evento». Y fue más allá y aventuró: «la novela negra no morirá nunca porque su problemática son las pasiones humanas universales».