Para la artista y coreógrafa israelí Sharon Eyal bailar es su «pasión extrema» y en todo lo que le rodea encuentra inspiración: su compañía, la música,... pero sobre todo y ante todo su musa le llega por «la pasión y el amor» a la danza.

Así lo explicó ayer a Levante-EMV la coreógrafa israelí horas antes de estrenar en el Palau de la Música el espectáculo OCD Love, en el marco del Festival 10 Sentidos, que se desarrolla en distintos puntos de la ciudad hasta el próximo 19 de junio.

Al frente de la L.E.V. Dance Company, Eyal subió ayer a la tablas del auditorio „en la que fue su primera actuación en España junto a su compañía„ un montaje que ofrece una visión sobre el trastorno obsesivo-compulsivo, y los desafíos que presenta para el amor y la vida para aquellas personas que lo padecen.

Para la artista OCD Love es una manera de «dejarse llevar, de divertirse, una pieza muy íntima, así como una oportunidad para experimentar y poder mostrar algo muy del interior a través de los sentimientos», explicó.

Eyal aseguró que la pieza va más allá del trastorno obsesivo-compulsivo. «Es también una obra sobre el amor, la soledad, la gente... son muchos elementos, es un espacio abierto que sirve para conectar contigo mismo».

Y aunque en cierto modo el espectáculo aborda el trastorno, Eyal prefiere defender que la creación puede llegar a través de otros sentimientos «más allá de la locura». «Lo importante es el amor, la pasión», insistió.

No obstante, aseguró que el arte puede ayudar a hacer visible las enfermedades mentales y ayudar a la sociedad se sensibilice al respecto. «El poder del arte reside en su capacidad de unir a las personas. Es la cosa más bonita que podemos hacer, excepto besar», dice entre risas. «El arte puede conectar a la gente, sanar a las personas. Lo importante es la conexión de la energía», apuntó.

A la pregunta sobre cómo se ve la danza española desde fuera, la coreógrafa destaca su «carisma escénico», su capacidad «dramática», pero insiste en definirla con una sola palabra: «fogosa», concluyó.