«Pinazo no es un pintor fácil. Exige un esfuerzo de quien contempla su obra, necesita una decodificación», admite el propio biznieto del artista, José Ignacio Casar Pinazo, justo cuando se prepara para cortar la cinta del año clave para la memoria de su antepasado. No es tanto una celebración, espera el descendiente, como un punto de partida para incrustar la obra del artista en el imaginario colectivo valenciano. «También para internacionalizar su figura», añade Casar Pinazo, guardián del legado de su antecesor y director del Museo de Bellas Artes.

Precisamente la pinacoteca del San Pío V tendrá un espacio central en las exposiciones que recuperarán la obra del artista. Allí se exhibirá, como parte de una muestra conjunta con la Fundación Bancaja, Últimos momentos del rey Jaume I, el óleo que pertenece al Prado y que nunca había visitado Valencia. El cuadro de gran formato será uno de los grandes reclamos los meses en los que Pinazo se derramará por toda la ciudad y cuyo programa se presentó ayer en el Palau de la Generalitat, con presencia del president Ximo Puig, quien confirmó que la obra se exhibirá a partir del próximo 9 de octubre.

El espacio escogido para iniciar este recorrido es simbólico dado que Casar Pinazo asegura que las instituciones «se han volcado» en respaldar el centenario. Sin precisar cifras de la colaboración de Generalitat „el Consell ha puesto en marcha un protocolo de adhesión a las conmemoraciones para todos los municipios que lo deseen„ o ayuntamiento, sí se concreta que la diputación ha firmado un compromiso de mayor recorrido para completar el archivo documental del artista: sus escritos y su colección fotográfica siguen pendientes de ser recopilados y puestos al servicio de la ciudadanía. El objetivo, apunta Casar Pinazo, es que acaben digitalizados, pero hacen falta recursos.

Ese es uno de los retos para que el Año Pinazo (declarado por las Corts) no quede como un fenómeno aislado, sino que se perpetúe. La otra causa pendiente es la de consolidar la estructura de la Casa Museo Pinazo en Godella. «Ahora se mantiene con la economía familiar», recuerda el biznieto, uno de los custodios del edificio. Reconoce que no hay plan trazado, pero para asegurar el futuro del museo apunta que cabría plantearse la constitución de una fundación con su patronato, algo para lo que Casar Pinazo reclama que se involucre «la sociedad civil».

La lanzadera de Pinazo hacia el futuro sí tendrá lugar en los próximos meses y desde todos los centros de la ciudad. El IVAM, por ejemplo, sacará sus fondos (entre los que hay un centenar de óleos) y les dará lustre en su exposición. A él se unirán el MuVIM, el Almudín y La Nau, además de los ya citados San Pío y Fundación Bancaja.

Estas muestras se verán completadas por otra exhibición itinerante y por iniciativas como Micropinazos, una especie de certamen de arte emergente en lugares donde el artista dejó huella.

Habrá también un catálogo con la participación «de los principales historiadores españoles» y una película documental que espera ver la luz el próximo octubre, época en la que «la gente podrá encontrar a Pinazo por donde vaya», apunta el biznieto.