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Crítica musical

A todo ritmo

Si una sola hubiera que destacar de las muchas componentes de la música para cuya evolución la aportación americana ha resultado decisiva, esa sería sin duda la del ritmo. El enésimo monográfico programado en el Palau esta temporada lo formaron cuatro de las muestras que más convincentemente reforzarían esa elección.

El gran triunfador de la velada entre los intérpretes fue el pianista Antonio Galera (Valencia, 1984), que, además de la sólida formación básica en él ya de sobras conocida, en el Concierto de Gershwin demostró una idoneidad peculiar para el swing. Gran parte del encanto que tuvo su contribución estribó sin embargo en el sentido de la oportunidad con que jugó la carta de la espontaneidad jazzística para que ni triunfara sobre la tradición clásica a toda prisa estudiada por el compositor (de Liszt a Ravel pasando por Rachmaninov) ni quedara sepultada bajo el peso de ésta.

El acompañamiento gustó algo menos, fundamentalmente por dos razones. Por una parte, fueron varios los tuttis que sonaron indebidamente sucios, dando «banda de pueblo» por big band, en los movimientos extremos: así, el crescendo que lleva al allegro molto del nº 22 del primero, o el Grandioso en el nº 29 de éste y en su reaparición final en el nº 22 del último. Y en el central, los excesos con las notas blue en la trompeta y con los glissandi en el oboe, aparte de aproximar los respectivos timbres a los de instrumentos infantiles de «paraeta», viciaron los fraseos de una artificialidad absolutamente inconveniente.

La velada, iniciada con una obertura de Candide frenética y estruendosa, se completó en la segunda parte con un Sensemayá lento e ídem, y una suite de West Side Story pasajeramente pesante en su prólogo pero en conjunto más idiomáticamente comprendida que el resto por Joan Enric Lluna (Godella, 1962) sobre el podio. A su conclusión, la fuerza con que el público lo aplaudió todo se redobló cuando quien se levantó a saludar fue Javier Eguillor, que ciertamente había desempeñado la parte de batería con deslumbrante brillantez.

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