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Autoridad y destreza

Obras de Marini, Selma, Merula, Bassano, Frescobaldi, Strozzi, Monteverdi y Cima.

palau de la música (valencia)

Sociedad Filarmónica de Valencia Intérpretes: Erika Escribá-Astaburuaga y Ministriles de Marsias (Paco Rubio, Simeón, Galduf, Fernando Sánchez, Josetxu Obregón y Javier Artigas)

Evocador final de temporada de la SFV con un inusual repertorio del barroco italiano, presentado por los Ministriles de Marsias, quienes dieron sólido soporte a la protagonista de la sesión, la soprano Erika Escribá-Astaburuaga. Posee esta cantante valenciana un instrumento dúctil, de hermoso timbre en todos los registros, que se acopla con inteligencia al repertorio comprometido, fraseando la exuberancia melódica y exponiendo cómodamente su facilidad en las agilidades. Fue generosa en la ornamentación y rigurosa en el diálogo con sus compañeros. De los Scherzi e canzonette del lombardo Biagio Marini se eligieron 6 piezas sublimes en las que sorprendió la excelente dicción italiana de la cantante.

Aunque existe un ingente catálogo de obras escritas por mujeres, los intérpretes solistas o conjuntos actuales, no suelen estar por la labor de rescatarlas. De ahí, el especial acierto al incluir el conmovedor lamento Lagrime mie, de la veneciana Bárbara Strozzi, la más grande compositora del Seicento italiano. Erika Escribá, con su interpretación melancólica paró el tiempo y congeló la respiración de los asistentes, recibiendo la gran ovación de la noche.

Pero su labor fue arropada con enorme sentido de la oportunidad por Rubio (corneta), Galduf (sacabuche), Sánchez (bajón), Obregón (cello) y Artigas (clave), quienes prestaron no solo apoyo en sus intervenciones sino que brindaron ejemplos solistas que, por tratarse de instrumentos menos habituales, sorprendieron por su sonoridad individual en obras del conquense Bartolomé de Selma, del veneciano Giovanni Bassano o del milanés Paolo Cima, en las que quedó patente su autoridad y destreza en tan ancestrales instrumentos.

No podía faltar un muestra del gran Monteverdi: Si dolce è´l tormento, un conmovedor madrigal que Erika Escribá hizo suyo con la mayor humildad musical. Como despedida, todos se unieron en una divertida versión de otra canzonetta de Marini, La vecchia innamorata, cantada y recibida con verdadero entusiasmo.

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