Llevábamos toda la vida enviando encabronados caquitas por WhatsApp hasta que nos enteramos de que eran un helado de chocolate con ojos. Gran chasco. Los emoticonos habían venido para ahorrarnos largos discursos, explicaciones, tecleos. Por fin llegaba la austeridad y la máxima productividad al lenguaje: un gesto con el dedo y allá iba el disparo emocional completo. Estaba clarísimo: el dibujito lo decía todo. Pero no. Con la caquita helada descubrimos que nunca lograremos dar esquinazo a la maldición de Babel. Seguíamos igual que aquel entonces analógico, cuando aún nos contábamos con palabras. Es decir, una cosa es lo que yo te digo y otra bien diferente lo que tú puedes estar entendiendo.

Unicode, el consorcio internacional que decide qué emoticonos se incorporan a nuestros teclados, ha aprobado 77 nuevos dibujitos que estarán disponibles el próximo mes en nuestros teléfonos móviles. El gran logro (sic) de la cultura española ha sido poder incluir „al parecer, gracias al apoyo del cocinero José Andrés„el emoticono de la paella en esa lista con la que, supuestamente, ampliaremos nuestro repertorio comunicativo.

Tras el anuncio de la llegada del icono de la paella a los smartphones surgió inmediatamente la necesidad de explicar para qué lo necesitamos. ¿No estaríamos creando emoticonos por encima de nuestras posibilidades? ¿Cuándo mandas una paella? ¿Cuando tienes hambre y estás pidiendo a tu pareja que te la prepare? ¿Cuando quieres invitar a otro a comerla? ¿Cuando eres adolescente y quieres gritar al universo que odias tus granos? ¿Cuándo en la vida se necesita expresar la emoción «paella»?

Nadie lo sabe. Pero ya han aparecido expertos que recomiendan enviar una paella como si fuera una especie de estado espiritual español, para contar que se está durmiendo una siesta después de haber comido copiosamente y antes de pasarse una tarde tumbado a la bartola con el puro y el Marca. Para eso hubiera sido mejor mandar un Rajoy. Pero, claro, aún no lo hay. Un vistazo a la lista de nuevos emoticonos produce cierta inquietud y, sobre todo, la necesidad de ir buscando algún tipo de mensaje que poder adjuntar a estas nuevas imágenes. Ejemplo: Unicode ha incorporado unas lonchas de bacon, una empanadilla y un rinoceronte, ¿qué hilamos con esto? Por contra, el nuevo catálogo amplía extraordinariamente las posibilidades expresivas, sobre todo para los usuarios de países como Estados Unidos, donde el emoticono más utilizado es el de la berenjena (con significado fálico). Ahora contarán con un pepino, una zanahoria, una barra de pan y un cacahuete. Por si les hace falta ir modulando. En España, según un estudio del año pasado, el emoticono más utilizado es el de la cara enviando besos. La nueva lista ha incorporado un rostro a punto de vomitar. Será por si alguien quiere empezar a contar la realidad. La política, mayormente.