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Entrevista

José Saborit: "La pintura combate el fundamentalismo del dinero"

El catedrático, pintor y autor José Saborit se convierte hoy en académico de número electo de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos

José Saborit: "La pintura combate el fundamentalismo del dinero"

Enhorabuena por su nombramiento como académico de número electo de San Carlos. ¿Qué supone para usted?

Un honor muy grande y responsabilidad. Es un reconocimiento a una trayectoria relativamente dilatada, aunque mi sensación es que lo importante está aún por hacer.

Da la sensación de que la institución no resulta del todo cercana a los ciudadanos.

La Academia es el mejor lugar para ser antiacadémico, en el sentido de huir de instituciones pétreas y con demasiada solemnidad. Querría dar una visión cercana de la Academia. Es una institución antigua pero el espíritu de ahora es actualizarse, renovarse y dar una imagen cercana al ciudadano y alejada de las solemnidad histórica. Para ello están haciendo actividades muy variadas sobre el patrimonio, artes plásticas, conferencias,... Muestran la utilidad de la institución, que debe estar al servicio de la sociedad.

¿Cómo se define: pintor, escritor, artista multidiciplinar...?

No creo en la superespecialización de los saberes. En ese sentido conecto muy bien con el carácter humanista del Renacimiento: el artista polifacético que aprende a moverse en diferentes ámbitos. La superespecialización supone unas antiojeras que nos hacen saber mucho de algo pero ignorar lo demás; una visión panorámica es necesaria. En mi caso se conjugan tres: el profesor, el pintor y el escritor. Intento mantener el equilibrio. El profesor quizás sea el que ya empieza a sentir que ya ha cumplido con más de 30 años de docencia. Al pintor y escritor aún le queda por hacer. Dar una buena clase no es menos creativo que escribir un buen poema o pintar un buen cuadro.

¿Cuánto de poesía hay en su pintura y viceversa?

Mucho porque hay una misma mirada al mundo. En la escritura se materializa en una voz y en la pintura en formas y texturas que se disponen sobre el lienzo. En mi último libro de poesía, La misma savia, crece la presencia vegetal y mi última exposición también se dedica bastante al paisaje y presencia vegetal. Creo que la voy a titular La misma savia: versos, óleos y acuarelas.

¿Concibe las exposiciones como monólogos o diálogos con el público?

Diálogo siempre. No solo una exposición, sino cualquier libro. Sin el espectador o lector, el cuadro y libro no son nada. Ambos se han de abrir y crecer en quien los recibe; admiten múltiples interpretaciones y es el público quien con su experiencia concreta la doble vida del cuadro o del poema y lo hace suyo.

¿Y no le frustra que algún espectador entienda sus obras de otra manera de la que fue concebida?

Umberto Eco escribió un libro titulado Obra abierta donde explicaba que, a diferencia de en otras épocas, el arte en la actualidad está abierto a diferentes interpretaciones. Siempre puede haber alguien que lo vea al revés y eso si molesta, pero la expresión del arte siempre tiene algo de ambigüedad y polisemia, de sugerencia.

¿Qué le inspira?

La naturaleza, el hábitat que es nuestra casa, las formas de lo vivo que no están complicadas por la cultura. En general, las cosas más básicas: el campo, el mar, el cielo, los árboles.

Esa musa, imagino, ha ido cambiando con los años.

Sí, estoy en una progresiva simplificación, cada vez me emociona más lo básico y lo sencillo. Hace años me gustaban más los juegos culturales, la intertextualidad, la erudición. Ahora sigo un proceso de despojamiento, de buscar lo esencial.

¿Qué sería incapaz de pintar?

Hay temas muy difíciles, cautivos por sus malas versiones, aunque la mayoría puede ser renovado. Hace tiempo que no pinto la figura humana, quizás porque los cuadros son escenarios para que los habite el espectador. Hay gente que se complica y el mundo ya es complejo. Nos llegan imágenes en exceso que a veces no deseamos y eso nos confunde. Creo que una simplificación voluntaria es necesaria.

Hablando de exceso de imágenes, cada vez es más frecuente ver en exposiciones montajes audiovisuales. ¿Cree que acabarán por devorar el arte?

Las nuevas tecnologías están al servicio de arte, aunque también hay que desconfiar. No debemos aplaudir cada nueva tecnología sin un poco de sentido crítico. Todas tienen su doble cara. Deben convivir con las formas tradicionales de arte, mientras no las finiquiten.

Es catedrático de Bellas Artes. ¿Cómo están las nuevas generaciones?

Muy bien. Hay muchos jóvenes que no se arrodillan ante banalidades y novedades. Buscan despertar por el arte y emocionar, a pesar de que hay un proceso de infantilización de la sociedad.

Qué le parece el plan museológico del San Pio V?

Creo que el museo debe atender y escuchar con respeto el criterio de la Academia.

Tengo que preguntarle por el «caso Císcar»...

No es excepcional, sino una pata más de lo que ha sido el gobierno valenciano.

¿Qué proyectos tiene?

Seguir pintando, no sabría vivir sin pintar, mi vida sin pintar sería peor. Si te paras te caes. Además, la pintura puede combatir los fundamentalismos del dinero, el arte nos ayuda a encontrar el contrapunto.

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