La traviata de Coppola y Plácido Domingo es el glamuroso mascarón de proa de la nueva temporada de Les Arts, presentada hace apenas diez días. Es, también, el estandarte de una programación en clave italiana que suma a este Verdi dos títulos de Donizetti, entre ellos Lucrezia Borgia, producción propia del coliseo valenciano. Para el futuro, sin embargo, Livermore está llenando la nevera de títulos que plantean un cambio de coordenadas. Uno de ellos se podrá ver el próximo viernes en el Teatro Real. Se trata de El emperador de la Atlántida, ópera contemporánea que Viktor Ullmann finalizó poco antes de ser gaseado en Auschwitz, con libreto de Peter Kien. La coproducción del teatro madrileño junto al de la Maestranza y Les Arts rescata un título que no se estrenaría hasta 1975 y que se convirtió en un símbolo de lo que supuso el holocausto.

Tras el estreno en Madrid, con Pedro Halffter en la dirección musical y Gustavo Tambascio a cargo de la escenografía, el montaje podrá verse en Sevilla y finalmente en Valencia. La obra será una de las dos que representan cierto viraje en la mirada del intendente de Les Arts, un cambio de rumbo subrayado por el segundo título que viajará al Reina Sofía en los próximos cursos. Se trata de Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny, que se pudo ver esta temporada en la Ópera de Roma. En este caso, Les Arts entró en el proyecto junto al coliseo romano y el Teatro de La Fenice de Venecia, en lo que supuso una actualización de la ópera de Kurt Weill y Bertolt Brecht que fue prohibida por Hitler, a cargo del renovador Graham Vick.

En la capital italiana, el relato de Mahagonny levantó el telón el pasado octubre con éxito de público y crítica tras convertir el escenario en hotel, aeropuerto o ring de boxeo, y acercar el discurso a la atmósfera sociopolítica actual, con la dirección de orquesta de John Axelrod. Valencia será también la tercera de las ciudades implicadas en estrenar la ópera, tras el paso por Venecia este mes de julio.

Por su contemporaneidad, su origen (geográfico y temporal), ambas obras implican un cambio de aires de Livermore en sus líneas de futuro, aunque solo en cierta manera. Con ellas, el intendente italiano refuerza la línea cultista que ya ha planteado en su primera temporada como programador del coliseo y que se refleja en títulos como Idomeneo o en el que se presentará esta misma semana: El sueño de una noche de verano de Britten.

Livermore ya ha planteado en la presentación de algunos de estos títulos no tan populares que el deber de un teatro público no es solo satisfacer al público con las obras más reconocidos, sino que hay una labor pedagógica que implica riesgo a la hora de programar. En el caso de Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny, el estreno supone también la primera producción de Graham Vick para el coliseo valenciano, después de que este alquilara algunos de sus montajes en el pasado, caso de Don Carlo en 2007 o Lucia di Lammermoor en 2010.

Lo que no se sabe aún es si las dos producciones coincidirán en la temporada 2017-2018 o el público tendrá que esperar algún año más para poder verlo en Valencia. Pero Livermore no retrasará demasiado sus planes ya que tiene previsto que se estrenen bajo este mandato, según ha podido saber este diario. Su actual contrato finaliza dentro de tres años, aunque es prorrogable por dos temporadas más.