Las 18 obras falsas del pintor cubano Wifredo Lam (1902-1982) intervenidas por el subgrupo de Patrimonio de la Unidad de la Policía Nacional adscrita a la Generalitat hubieran alcanzado en el mercado un valor de «más de 2,5 millones de euros», dado que salían a la venta por importes que llegaban al millón de dólares. Las obras originales de este autor se han vendido hasta por 4,5 millones de dólares en subastas en Sotheby's.

Los cuadros falsos, de distintos tamaños y técnicas, no eran copias de los trabajos de Lam sino «simulaciones» de sus obras, «simulaciones» hechas «a su estilo» y «a su manera». Así lo detalló ayer el comisario jefe de la Policía Autonómica, Álvaro Rodríguez, y el hijo del artista, Eskil Lam, titular de los derechos de autor. Como consecuencia de esta operación hay 13 personas investigadas, entre propietarios de los cuadros e intermediarios para su venta, por estafa y por un delito contra la propiedad intelectual. Dos de estas personas son de la Comunitat Valenciana. Las obras, todos ellos procedentes de Cuba, han sido localizados en colecciones particulares de domicilios de Valencia, donde han sido intervenidos cinco obras; de Bilbao, Granada, Madrid, Sevilla y Barcelona.

Rodríguez explicó que la operación se inició en febrero en Valencia a partir de la realizada anteriormente para localizar obras falsas atribuidas a Picasso, con quien Lam mantenía amistad, y que orientó, para desarrollar esta última. El subgrupo de Patrimonio Histórico de la policía tuvo conocimiento de que se intentaba vender obras falsas de Lam, cinco obras intervenidas en Valencia, a ciudadanos cubanos adinerados residentes en Miami. En concreto, eran dos óleos que se ofrecían por un millón de dólares cada uno y tres dibujos que se pretendían vender por 100.000 euros cada uno.

Tras la localización de estos trabajos, los agentes del Grupo de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional adscrita a la Generalitat, aprovecharon la visita del hijo del artista a Madrid, con motivo de la exposición sobre Lam que se exhibe en el Museo Reina Sofía hasta el 15 de agosto, para reunirse con él y mostrarle los cuadros con el fin de confirmar su falsedad.

La mayoría de las obras se intentaban vender con certificados de autenticidad.