Obras de Glière y Mahler
palau de la música (valencia)
Intérpretes: Auhelia Varak (mezzosoprano), John Findon (tenor), Xavier de Maistre (arpa) y Orquesta de Valencia. Director: Long Yu.
La decimosexta convocatoria del abono de esta todavía primavera en el Palau se saldó con una sensación de decepción honda y casi total. Cuando no por una cosa por otra, en todo su transcurso siempre faltaron una o varias de las componentes que redondean la satisfacción mínima en los oyentes.
En la primera parte falló, desde luego, la partitura escogida. El Concierto para arpa compuesto por el ucraniano Reinhold Glière en 1938 no cabe describirlo más que como un desfile de dulzonas superficialidades que, arpegio va, arpegio viene, van enromando en lugar de aguzando la atención. El lugar que ocupa hoy en el repertorio únicamente lo debe en realidad a la desesperada escasez de composiciones originales para arpa solista.
Del sopor apenas sacó la cuarta variación del segundo movimiento, y ello porque parecía citarse el íncipit de la Cuarta sinfonía de Brahms. Eso y que el francés Xavier de Maistre volvió a demostrar que sigue siendo uno de los actuales grandes nombres de su instrumento, capaz de extraerle una enorme variedad de colores sonoros ya apreciable en esta obra por algo nunca antes programada en Valencia, más aún en la deliciosa versión del Carnaval de Venecia ofrecida como propina.
En la Canción de la tierra sucedió aproximadamente lo contrario: música muy superior a la interpretación que recibió. Antes, a la dirección del chino Long Yu (¿debutante por intercambio?) pudo disculparle de su bajo vuelo la ausencia de materia en la que apoyarse para hacer palanca; ahora quedó patente que el mal era intrínseco. En cuanto a los solistas, francesa ella, inglés él, ninguno de los dos consiguió remontar algo más que en pasajes aislados de los respectivos últimos números correspondientes. El adelantamiento del arpa en el antepenúltimo compás del cuarto no fue, para colmo, sino el más llamativo de los numerosos desajustes en que incurrió una orquesta que por lo demás sólo en algunas intervenciones solistas (de oboe, de clarinete, de fagot) permitió detectar la inspiración en ella habitual.
