­Nunca las luces, las sombras y los objetos rudimentarios tuvieron más protagonismo en la escena valenciana. Y es que si algo se ha propuesto el festival Tercera Setmana es romper moldes. Obras teatrales como Hamlet, de la Compañía Nacional de Teatro Clásico de Madrid, o Innerland de Crit Companyia de Teatre, marcaron la agenda escénica con obras atrevidas que se ganaron los aplausos de la crítica.

Pero si algo marcó la programación del fin de semana fueron las actividades artísticas, como la propuesta del griego Eurípides Laskaridis, un afamado director y actor internacional que perturbó al público de Espacio Inestable el pasado domingo con Relic, una obra surrealista que desafiaba los límites de la aceptación humana a lo desconocido. En la obra, el artista viste un misterioso traje con grotescas deformaciones con el objetivo de incitar al imaginario del absurdo. Es la primera vez que visita Valencia, y la segunda que se encuentra en España tras su paso por Barcelona el pasado año.

«Relic es un poema tridimensional donde aparecen objetos que forman parte de nuestro día a día, pero que se tornan surrealistas con ayuda de otros elementos», afirma Laskaridis, para quien la luz o el sonido son agentes 3D que utiliza para crear una obra «topográfica» que cualquier espectador puede personalizar.

«No me gustan las etiquetas, por lo que prefiero no explicar lo que simboliza la obra. Todos pueden entenderla a su manera, ya que está hecha para ahondar en la parte más inconsciente de nuestra naturaleza», asegura. En este sentido, el surrealismo se presenta para el autor como una «poderosa herramienta» que demuestra «que nos tomamos la vida demasiado en serio». «Todo es relativo. Al fin y al cabo si desaparecemos mañana, la Tierra continuaría girando. Incluso podría estar mejor sin nuestra presencia», sentencia Laskaridis.

En contra del arte «temático»

Tal y como ya ha informado este periódico, el festival Tercera Setmana dedica parte de su programa a concienciar al público sobre el drama de los refugiados. Una propuesta artística comprometida, que el artista griego no comparte, a causa de la existencia de un «boom sobre temas que afectan sensiblemente a la ciudadanía». «En Europa, y especialmente en Grecia, es útil tratar un tema de actualidad por su capacidad para captar financiación. En mi país si no haces arte sobre la crisis económica no te haces conocido. A pesar de que empatizo con el tema creo que es peligroso guiarse por las modas, porque atenta contra el objetivo artístico de ser creativo», asegura el artista que ahora trabaja en una nueva obra para la inauguración de un centro cultural en Alemania.