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Encuentros en la «tercera setmana»

Festival «Tercera Setmana»

valencia

En un descampado situado al lado del Cementerio del Grao comenzó mi primera experiencia en el Festival Tercera Setmana. Y sí, digo bien lo de experiencia porque de eso trataba Nafrat, el viatge de la vergonya, uno de los primeros espectáculos presentados en este neonato festival de las artes escénicas. Apenas 20 espectadores fuimos recogidos en dicho descampado, o mejor, desamparado descampado, para iniciar un viaje teatral y real.

Porque eso perseguía este happening especial, vivir en primera persona la trágica odisea de unos refugiados que fueron encontrados muertos en un camión abandonado, en 2015, en una autopista entre Hungría y Austria. Pero, más allá de este caso particular, la obra teatral anima a percibir en la propia carne lo que significa ser refugiado en manos de las mafias. Para ello, los intérpretes reproducen una situación tipo. La cuestión era sentir lo que significa el horror en la huida del horror.

El peligro de estos montajes es que se pueda caer en una especie de feria, porque es evidente que el espectador sabe que todo es ficticio. Pero, en este caso, se logra credibilidad, a lo que ayuda el efecto de un camión en marcha y la ajustada utilización de material audiovisual. Lo que importa es lograr que funcione lo que se llama «imaginación narrativa», es decir, la capacidad de plantearnos cómo sería estar en el lugar del «otro».

Seguidamente, llegué a una isla más relajada, aunque surgida de un naufragio. Me refiero a Innerland (L´illa de dins), la obra que presentó, en el Rialto, la compañía valenciana CRIT. Daniel Tormo i Mª José Soler firman la afinada y sugerente puesta de escena de esta, a todas luces, reflexión artística sobre la reciprocidad del músico con su instrumento. Este insólito trabajo aúna miles de detalles que se acumulan en la relación de este quinteto de metales, desde la gestualidad a la música. Y viceversa.

Pero el certamen continua, y hoy, lunes 13, cobran protagonismo dos espectáculos, El minuto del payaso, de la Cía. Teatro el Zurdo, y Sedientos, de los ilicitanos Ferroviaria, comandados por Paco Maciá. El primero es un homenaje al circo desde la mirada perpleja del payaso, y, en concreto, de la del actor Luis Bermejo, y, claro, desde la siempre recomendable escritura de José Ramón Fernández. Por su parte, el libanés Wajdi Mouawad es el autor de la historia de forenses y cadáveres abrazados que representa Ferroviaria, un colectivo que siempre funde belleza con riesgo.

Y ya para el martes 14, llega uno de los platos fuertes del festival, La respiración, de Alfredo Sanzol, una reflexión sobre el amor, con componentes biográficos y alucinatorios. Verónica Forqué y Nuria Mencía encabezan el reparto. También este mismo día el festival recibe a la no menos recomendable Chévere, una compañía cuyo sello es la irreverencia y la agitación teatral, un sello que se funde en Eroski Paraíso, la obra seleccionada para este encuentro. Porque eso es, sobre todo, un festival, un encuentro entre profesionales, y entre creadores y público.

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