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«El personaje es tan complicado como su obra»

«En Segrelles pesa mucho todo lo que sucede después de la Guerra Civil», afirma Mireia Ferrer Álvarez

¿Hemos sido justos con Segrelles? La historiadora y autora del libro Mireia Ferrer agradece la pregunta. «En Segrelles pesa mucho todo lo que sucede después de la Guerra Civil», asegura. «Reproduzco una carta donde escribe: "Viva la joven república española". No es ni de derechas ni de izquierdas, aunque simpatiza más con la izquierda, porque se mueve en círculos artísticos, pero como la mayor parte de pintores „excepto los que han tenido una conocida militancia como Renau y Manuela Ballester que se exilian„, durante la posguerra y el franquismo hacen obra religiosa».

Eso junto con su retrato de Primo de Rivera y sus obras sufragadas por el franquismo, marcaron su ostracismo final. «El único trabajo que podían hacer era arte religioso, era la única manera que tenían de comer», defiende. Si a eso añadimos que es un tipo de pintor del que «se han apropiado personajes ´frikis´ como Guillermo del Toro», no hay mucho a favor de Segrelles.

Un ilustrador, admite Ferrer, de primer nivel, que supo hacerse hueco en Nueva York. Más valorado en Barcelona que en una Valencia dominada por el sorollismo.

«El personaje es tan complicado como su obra, tiene una parte oculta, proyecta un mundo fantástico», dice y define al artista, «como un hombre poliédrico». También confiesa el gran trabajo realizado por la familia de Segrelles en su cuidada Casa-Museo de Albaida, donde destaca su biblioteca, «otro estudio fundamental, que libros leían los pintores para saber su universo».

Quizás una pista sobre las próximas investigaciones de esta historiadora del arte que con su libro sobre la vida de José Segrelles en Nueva York descubre su parte cosmopolita.

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