Un vecino de Onda resultó ayer herido leve durante el primer encierro de los Sanfermines en Pamplona por lo que fue trasladado al Complejo Hospitalario de Navarra. David Ródenas Robles, de 36 años, presentaba una herida en el codo por lo que recibió dos puntos de sutura y fue dado de alta poco después.

Él mismo explicó tras el incidente que durante el encierro fue «todo muy bien», pero que el problema fue «la avalancha de gente». «Cuando ha pasado toda la manada ha venido un tío de dos metros, un guiri que digo yo, y me ha tumbado al suelo, pero con los toros no me ha pasado nada», dijo. Añadió también que el primer encierro «ha ido rápido y muy bien, ha sido luego por la avalancha de gente» cuando se lesionó este corredor que también repite experiencia y espera correr de nuevo hoy porque la herida que tiene en el codo es «muy profunda, se veía el hueso y los tendones, pero no es nada».

Cuatro atendidos más

Junto a él, otros cuatro hombres resultaron heridos en el encierro con toros de la ganadería de Fuente Ymbro. Se trasladó también al complejo hospitalario a un varón de 66 años, V.E.Z., residente en Pamplona, con traumatismo facial y en el hombro. Llegado desde el tramo de Santo Domingo, su pronóstico es reservado y se encuentra en proceso de valoración. Un tercer trasladado desde el tramo del Ayuntamiento, es un varón de 56 años, J. N. G., residente en Salamanca. Presenta traumatismo con posible fractura craneal. Su pronóstico es reservado y está en valoración. El cuarto herido es un varón de 49 años, F. G. I., de Madrid. Sufre traumatismo craneal por una caída en el tramo de Telefónica. Su pronóstico es leve. El quinto, es D. C. O., varón de 24 años, de Ucrania, con traumatismo. Desde el tramo de Telefónica y su pronóstico es leve.

La manada de Fuente Ymbro, que se fue estirando en el recorrido hasta romperse en Estafeta, creó emoción en el primer encierro. El momento de mayor tensión se vivió en el tramo de Telefónica, metros antes del callejón de acceso a la plaza, donde varios toros arremetieron contra el vallado y los mozos.

En un trazado mojado por la lluvia, los mozos entonaron tres veces el canto pidiendo protección al santo, una tradición instaurada en los años 50 por El Tuli, encargado el miércoles de prender la mecha del chupinazo sanferminero.