Con la llegada de la segunda semana del mes de julio, Benicàssim se convierte en un municipio en el que se combina el castellano y el valenciano con el idioma anglosajón. Ese tono de piel blanquecino característico de los habitantes de Reino Unido predomina sobre los vecinos de la localidad costera de la comarca de la Plana Alta durante la semana de celebración del Festival Internacional de Benicàssim y se reconoce fácilmente al asistente al FIB. Pero a pesar de la barrera que puede suponer el idioma o la cultura, los asistentes al macro evento musical se convierten durante una semana en uno más en el municipio conocido como «Ciudad de Festivales».

Los «fibers» conviven con los vecinos de Benicàssim con absoluta tranquilidad y, como indica, la vecina y empresaria local, Magdalena Bellido «son unos visitantes muy respetuosos y no ocasionan ningún problema ya que ellos vienen a pasarlo bien en el festival y a disfrutar del municipio». Además, como Magdalena continúa diciendo «sin el FIB y sus miles de asistentes que llegan a nuestro pueblo durante estos días, Benicàssim no podría generar tanta economía en apenas una semana».

Muchos de los asistentes repiten la experiencia de pasar una semana en Benicàssim y, como indican las londinenses Emily y Francesca, que repiten por segundo y tercer año consecutivo al FIB, «nos gusta mucho el municipio por su tiempo, sus playas y su gastronomía y, además, la gente es muy buena». Es por ello que, más allá de la asistencia a los esperados conciertos como Muse o The Chemical Brothers, entre otros tanto, los asistentes al festival reconocen que su estancia en Benicàssim no es sólo por la música.

También resulta curioso el comentario de algunos «fibers» como Ryan, Evan o Emmet, todos ellos jóvenes irlandeses y que no dudaron en destacar que, aunque han venido a Benicàssim a escuchar en directo a sus grupos favoritos de música, lo que más les está gustando de su estancia en Benicàssim «son las mujeres».

Tanto los jóvenes irlandeses como el resto de «fibers» han aprovechado los días previos al inicio del festival para conocer más a fondo la localidad y convertirse durante unos días en uno más de Benicàssim.

Además de probar la gastronomía en alguno de los diferentes locales de restauración tanto del casco urbano como en la zona de la costa, los «fibers» quieren conocer más de cerca la cultura del municipio y por ello aprovechan su estancia para realizar actividades que puede hacer un vecino de Benicàssim, como bien puede ser ir a comprar al mercado semanal que se celebra el jueves. Justo en este espacio se podía ver ayer por la mañana a varios ingleses comprando fruta que luego consumirían en las zonas de acampada habilitadas por la organización del festival, Campfest y Villacamp, o aprovechando alguna «ganga» en los diferentes puesto de ropa, calzado y complementos.

El mercado semanal del jueves fue una de las actividades que se realizaron ayer en el que las altas temperaturas dieron un poco de tregua por la mañana y se pudo pasear de forma agradable por el casco urbano y las terrazas de los bares y restaurantes acogieron bastantes «fibers».

Sin embargo, la zona de la costa sigue siendo el espacio en el que se congregan más «fibers» en las horas previas al inicio de actividad en el recinto de conciertos. Desde el Eurosol y hasta la Almadraba se concentran las playas elegidas por los asistentes al FIB para disfrutar del sol y descansar un poco antes de comenzar una nueva jornada en el recinto de conciertos.