Valencia cerró ayer «uno de los festivales más participativos de su historia», tal como afirma Francisco «Latino» Blanco, precursor junto a Chevy Martínez del nuevo formato del Festival de Jazz del Palau de la Música. El mítico Charles Lloyd fue el encargado de clausurar ante más de 500 aficionados esta 20º edición, marcada por la destacada presencia de músicos valencianos y por el traspaso de muchas actuaciones a los barrios de Valencia.

«El festival ha sido todo un éxito. Ha superado todas nuestras expectativas a pesar de que contábamos con un presupuesto muy reducido. Aunque todavía no contamos con datos oficiales de taquilla, sabemos que podremos cubrir gastos», explica Latino, ya que el certamen sólo ha contado con una partida de 60.000 euros sin la participación de sponsors. «Entiendo a los que critican que no habían muchas figuras internacionales, pero ese no era uno de nuestros objetivos. Además, tampoco podíamos permitírnoslo», asegura. La organización calcula que el certamen ha contado con la asistencia de alrededor de 14.000 personas, tanto a las actuaciones en sala como las de la vía pública, que han hecho crecer exponencialmente la cifra de asistencia. El concierto del Palau que más afluencia ha tenido ha sido el de Juan Perro, que actuó el pasado jueves en la Sala Iturbi, a la que acudieron más de 700 personas. Esta estancia ha contado con una asistencia media de 400 personas, con los conciertos de Hermeto Pascoal o los valencianos Dómisol Sisters. La Sala Rodrigo, por su parte, ha contado con una media de 350 por concierto, como el de Ramón Cardo & The Nyora Boppers o el de Ivan «Melon» Lewis Tentet.

«La idea de llevar el festival a la calle ha sido la mejor apuesta de este año», asegura Latino, ya que se calcula que a la actuación de la Sant Andreu Jazz Band en los Jardines del Palau asistieron más de 4.000 personas.

«Seguiremos esta línea»

Aunque todavía es pronto para hablar sobe la próxima edición, todo apunta a que los dos organizadores podría continuar al frente del certamen. La intención de la regiduría de Cultura del Ayuntamiento de Valencia era crear un punto de inflexión en el festival, que tradicionalmente recibía críticas por parte de los músicos valencianos por su escaso protagonismo en la programación. «Esta edición ha marcado un antes y un después en el festival. El año que viene seguiremos en esta línea para intentar que Valencia sea también la capital del jazz», afirma la concejal de Cultura, Glòria Tello.