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Entrevista

Rafael Álvarez: "No nos han educado para ser respetuosos"

«A través de las redes se consiguen momentos de gloria inexplicables»

Rafael Álvarez: "No nos han educado para ser respetuosos"

¿A Cervantes le queda algún misterio?

Cómo no. Hace muchos años que me impuse la tarea de buscar textos que sean iluminadores, que me fascinen y me motiven a revolver lo sabido; a investigar. Cervantes era un sabio, conocía como pocos el entresijo del ser humano, y creo que no le importaba si los demás se enteraban o no. Como Shakespeare, tal vez.

¿Qué le llevo a rescatar piezas antiguas?

El deseo de recuperar un tipo de teatro desnudo, que va de feria en feria, que, en aquellos tiempos en los que este vértigo de la comunicación inmediata no existía. Ahora vivimos en una sociedad que pretendemos más avanzada, de la que se aprovechan muy bien los que quieren llamar la atención.

Mandan un mensaje incendiario por las redes y cuanto más provocador, extravagante y disparatado sea, más se comenta. Mucho más que cualquier reflexión sensata que se haga llegar por el mismo canal. Y así se consiguen momentos de gloria inexplicables.

¿Es una perversión de las formas actuales de comunicación?

Sin duda. Por ejemplo, el que justifica que unas personas hayan muerto en tal o cual atentado por motivos políticos, ideológicos o religiosos o incluso deportivos no les ha puesto rostro a los asesinados, y donde no hay caras, no hay respeto ni conciencia. Mandas el mensaje y te quedas tan ancho. Pero es éticamente execrable, luego es una perversión.

Usted, que ha indagado en textos clásicos, ha podido conocer más sobre el ser humano y su naturaleza¿La picaresca nos define?

Es un rasgo. Como la generosidad o la envidia. Cuando era estudiante e iba a Alemania, los autobuses no tenían cobrador, y los españoles se pitorreaban de los alemanes porque pagaban igual. No nos han instruido para ser respetuosos y no saltarse la fila. Se está empezando a romper ese bucle, pero aquí, de toda la vida, el que ha pagado religiosamente lo que le tocaba ha sido un pardillo. Claro que a mí me embargan y a otros no. La picaresca de andar por casa, a veces, no es más que una respuesta a la indefensión.

Y ¿cómo somos?

Desconfiados y supervivientes. Sabemos que nadie nos va a sacar las castañas del fuego, pero como es lo que hay, somos capaces de adaptarnos a una realidad adversa, que es lo que toca vivir. La costumbre de la desconfianza y el descrédito está muy arraigada.

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