La amistad de Miguel Hernández con otro poeta, Gabriel Celaya, ha aportado nuevas huellas para la memoria del oriolano. la entidad Koldo Mitxelena Kulturunea, dependiente de la Diputación Foral de Gipuzkoa, facilitaba ayer a la fundación del autor de El rayo que no cesa 18 documentos relacionados con Hernández procedentes del archivo de Celaya, que conoció al oriolano en el Madrid de la preguerra.

Entre los documentos se conserva una carta de Vicente Ramos y Manuel Molina, fechada el 10 de enero de 1952, en la que se informa de la inminente finalización del plazo de alquiler del nicho donde descansaban los restos mortales de Miguel Hernández y le piden ayuda económica para la viuda. También la misiva de respuesta de Celaya, del 9 de febrero, en la que señala que ha enviado 535 pesetas y confiesa que la cuestación le ha traído problemas con las autoridades locales. Pero de entre todos los documentos, entre los que se encuentran artículos del propio Celaya sobre Hernández, sobresale el que lleva por título El despertar, de ocho hojas, donde el amigo del poeta oriolano relata en prosa poética la infancia de Hernández y el ambiente social de Orihuela.