Suena el teléfono y la noticia me sacude con un fortissimo seco. El fallecimiento de un colega: el escritor, traductor y profesor Alfredo Brotons, quien desde hace años se desempeñaba, con rigor y conocimiento, en la crítica musical para este diario.

Una circunstancia fortuita hizo que tuviera que sustituirlo, desde hace más de tres años, en los conciertos semanales de la Sociedad Filarmónica de Valencia. Toda una responsabilidad. Persona cultivada, políglota y de finísimo oído musical, gustaba de asistir a conciertos y óperas con su maletín de partituras y una minúscula linterna con la que seguía los pentagramas y no perder detalle. Todo ello le permitía escribir con excelente conocimiento sus minuciosas crónicas. Descanse en paz.