La Spanish Brass Luur Metalls inauguraba anoche en la plaza de la iglesia de San Bartolomé de Torreblanca, la quinta edición del Festival d´Estiu del municipio, que lleva la música clásica a un espacio al aire libre y de manera gratuita. «Ponemos unas quinientas sillas, pero siempre se ve a vecinos traerse sus propios asientos», asegura Josep Doménech Part, director artístico del certamen y crítico musical de Levante-EMV.

Apunta el responsable de la programación del festival que en los tres conciertos que se presentan en Torreblanca cada años desde hace cinco, siempre se busca que la oferta sea variada: «Que haya lírico, orquesta de cámara...», enumera Doménech Part. Dentro de esas propuestas, esta noche toca canto, en un recital de arias de ópera y romances de zarzuela a cargo de intérpretes del Centre de Perfeccionament Plácido Domingo.

Mañana, último día del festival, será el turno de la Joven Orquesta Sinfónica de Burgos, con solista de violoncello en cuya formación todos los integrantes tienen entre 18 y 30 años.

«Si te paras a pensar, en toda la zona abundan los festivales de música clásica», apunta el director, señalando un fenómeno que se consolida más allá de las modas pasajeras. En el caso del festival de Torreblanca, impulsado por la fundación privada Amadeu Fabregat, Doménech Part incide en que uno de sus secretos es tejer una programación no destinada únicamente a melómanos especialistas: «Cuidamos mucho el repertorio, programamos a Beethoven, a Tchaikovsky, que sean reconocibles; es un festival para gente que tiene sensibilidad hacia la música, pero no hace falta ser un experto». Hasta mañana el público tiene la oportunidad de comprobar el alcance de la atmósfera que se genera el Torreblanca.