En un rincón ignoto de Facebook, alguien lanzó la piedra: «Cuando oía a los Burning y a Loquillo llamó mi atención el hecho de que Los Burning habían hecho una canción que se llamaba Madrid y Loquillo otra que se llamaba Barcelona ciudad. Y me dio por pensar si no era demasiado significativo que no recordara ninguna canción que mencionara expresamente a Valencia». Fue Javier Pérez, director del programa Club de amigos del crimen de Ràdio Klara, quien dejó esta reflexión que fue entendida como grito de auxilio, provocación y reto, todo a la vez, por quienes leyeron el texto.

El torrente de títulos que acudió a su llamada desplegó todas las valencias posibles para una canción, las cuales han sido recogidas „en una selección de 22 temas„ en la lista contigua, completada con otro puñado de títulos, algunos indispensables, como el Tio Canya de Al Tall. En este tema y otros como València no s´acaba mai de Julio Bustamante o Camals mullats de La Gossa Sorda se perfila una ciudad que va mutando ante los ojos de quienes le cantan: la hostil al recién llegado, la apacible y luminosa o la noctámbula y pizpireta que se presenta casi al amanecer.

«Era una canción que nos hacía falta a nosotros mismos», relata Josep Nadal, de La Gossa Sorda, sobre su Camals mullats, himno reivindicativo al tiempo que historia de amor entre la calle Cavallers y el «semàfor de Jutjats». Dice Nadal que en su tema recogía las sensaciones del universitario novato que descubre la ciudad «cuando la noche y el día se funden», aunque es un tema que tiene tantas lecturas que en sus últimos conciertos el cantante cuenta que se descubría explicando un significado cada vez. Su «t´estime, t´estimo, t´estim», no requiere de explicación.

A Miquel Àngel Landete, Senior, le salió «en cinco minutos» un reproche explícito contra la ciudad que tras alcanzar cierta notoriedad underground dio el salto al plano político en una polémica agitada por Ciudadanos. «Es un plagio de una canción de The Pogues que decía London you´re a lady», dice de su València, eres una puta. «Es una canción de amor o desamor», resume Landete, de los años en que la ciudad endureció su «cor de formigó».

En los temas más recientes sobre la ciudad el discurso sentimental se impregna del clima político. «Es que íbamos por ahí y nos decían ´cuánta corrupción hay en Valencia´», se queja Jorge Martí, de La Habitación Roja. Esa sentencia les impulsó a escribir temas como Albufera en su último álbum, Sagrado corazón. «Es un reconocimiento a los lugares más bellos de Valencia; yo vivo en Noruega y tengo una nostalgia infinita de la luz», cuenta Martí. En su canto a la suave rutina subyace una exaltación de la Valencia «sin cuerdas ni cuchillos» que prevalece aunque «fallaran las personas».

Javier Pérez recordaba Mi tierra de Nino Bravo o Dentro de ti (Valencia) de Revólver, temas en los que no se mencionaba explícitamente a la ciudad, del mismo modo que Gener escruta la psique de la metrópoli que se alza Al voltant d´un riu sec. Así reinventan la urbe que el Maestro Padilla exportó en 1924. Desde entonces la ciudad ha esparcido su semilla por el imaginario musical. Hacia el rock cercano de Benito Kamelas o hasta la lejana Horchata de Vampire Weekend. Hay canciones que apenas rozan la ciudad, como Sin Talento de Sr. Mostaza; y canciones que la asesinan, como hicieron The Decemberists, tras darle forma de joven americana.