Lluvias de estrellas hay varias durante el año pero la más famosa es la de las perseidas, por suceder en pleno mes de agosto, por producir un gran número de meteoros brillantes y porque cada vez más son un evento a incluir en la agenda veraniega.

Las condiciones astronómicas este año «sin ser las mejores, no están mal», explica Francisco Colomer, astrónomo del Observatorio Astronómico Nacional (OAN), quien detalla que, si bien perseidas hay todo el mes, los mejores días para observarlas son desde mañana y hasta el sábado, a partir de la una de la madrugada.

Según cálculos del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA), las perseidas podrían alcanzar este año los 500 meteoros por hora, aunque —advierte— la luna interferirá en las observaciones. Y es que además de la meteorología adversa —en unos días se sabrá si hay nubes y dónde—, uno de los problemas para observarlas es la luna llena, que ilumina el cielo de fondo e impide la visión correcta de las estrellas fugaces, como se las conoce popularmente.

El obstáculo de la luna llena

Este agosto la luna llena se prevé para el día 18, de ahí que las condiciones no sean óptimas pero sí bastante buenas. De todos modos, para ver las perseidas o «lágrimas de San Lorenzo» hay que buscar un sitio oscuro, lejos de la contaminación lumínica. «Lo más fácil es observar una lluvia de estrellas: no hacen falta ni prismáticos, ni telescopios ni hay que protegerse con filtros. Hay que buscar un sitio alejado de la luz de las ciudades, tumbarse y dejar que los ojos se acostumbren a la oscuridad, y disfrutar», asegura Colomer.

Cuando no hay lluvia de estrellas, suele verse una estrella fugaz por hora, pero con las perseidas se esperan varias por minuto. «No es un chaparrón como se ve en algunas fotos, pero en un rato se pueden observar unas cuantas», subraya Colomer. No obstante, y ante el peligro que puedan aparecer las nubes como el año pasado, lo que complicó mucho las observaciones pese al buen momento astronómico, Colomer recuerda que son varias noches las que se prevén adecuadas para observarlas, así que seguro habrá momentos para verlas: «Con ver dos o tres buenas, incluso con cambios de colores, ya te vas contento a casa. Es realmente algo hermoso».

Las lluvias de estrellas se producen cuando la traza de partículas de polvo y rocas que dejan los cometas en su órbita alrededor del Sol entran en la atmósfera de la Tierra y se volatilizan produciendo un efecto luminoso: los meteoros. Estos fenómenos se pueden prever con antelación, ya que todos los años la Tierra en su camino alrededor del Sol atraviesa la trayectoria de varios cometas, en este caso el Swift-Tuttle.

Cada año por estas fechas nuestro planeta cruza la órbita de este cometa, que está llena de partículas pequeñas, del tamaño de granos de arena.

Cuando una de estas partículas entra en la atmósfera terrestre, la fricción la calienta de tal manera que se vaporiza a gran altura. Durante unos segundos la partícula brilla como si fuera una estrella, y por eso este fenómeno recibe el nombre popular de estrella fugaz: no se trata por tanto de una estrella sino de una partícula de polvo incandescente o de un meteoro.