El sábado será el momento culminante de Sagunt a Escena y el propio director del festival, Juan Vicente Luciano, quiso que fuera así: con el texto de Carmen Domingo, la dirección de Carme Portaceli, la música de Maika Makovski, la coreografía de Sol Picó y la interpretación de Míriam Iscla. Así pues, en Només són dones adquirirá pleno sentido la premisa que se marcó el nuevo responsable del certamen de hacer, para este año, un Sagunt a Escena en femenino.

«Vi la obra en el Teatre Nacional de Catalunya y quedé impactado. Entonces no tenía ninguna responsabilidad...», recuerda Luciano. En cuanto asumió un cargo, el de rector del festival de Sagunt, llamó a Portaceli. «En estos años sí que he traído cosas a Valencia, a la sala Russafa por ejemplo, pero realmente no trabajo aquí desde 2003», recuerda la directora valenciana. Reclamar su retorno, como el de Sol Picó (nació en Alcoi), se convertía también en un acto simbólico.

Durante este año Només són dones ha girado por todo el Estado tanto en catalán como en castellano y ahora se desplegará en un teatro valenciano casi por primera vez, pues apenas ha pasado en este año de vida de la obra por el auditorio de la UJI. «Va a ser la primera cita de la nueva gira, que se reinicia en catalán después de haber estado en lugares como el Teatro de la Abadía», presume el director del certamen.

¿Qué es lo que encogió el ánimo de Luciano cuando vio aquella primera representación? Només són dones es un ejercicio de memoria histórica sobre las mujeres que pasaron la Guerra Civil en diferentes prisiones. Una esfuerzo por la recuperación del testimonio de «los olvidados entre los olvidados», subraya Portaceli, que repara en cinco historias de cinco mujeres diferentes, interpretadas todas ellas por una sola actriz, Míriam Iscla. «Dentro de veinte o treinta años, quienes vayamos el sábado al teatro diremos que un día vimos actuar a Míriam Iscla», enfatiza el director del certamen sobre la protagonista.

Desde la génesis del espectáculo, cuenta la directora, quiso convertir los textos de Carmen Domingo en un espectáculo multidisciplinar. «Maika iba componiendo y yo le iba poniendo el sentido plástico, la simbología; era un proceso totalmente vivo», explica la coreógrafa Sol Picó. Ella, para quien esta obra no representaba «un mero encargo», no podrá estar en Sagunt debido a una operación de ligamentos; su papel estará esta vez en manos de Xaro Campo. Completará el terceto sobre el escenario Carmen Conesa.

«Desde el primer momento quise que fuera con Sol y con Maika», argumenta Portaceli quien, pese a que la obra se iba construyendo entre acordes y ráfagas de movimientos de sus dos extensiones sobre el escenario, rechaza que hubiera un solo elemento «improvisado». «La obra debería ser de obligado visionado para cualquier espectador de teatro contemporáneo», recalca Luciano, que desde el inicio del festival apuntó a que esta última noche será una de las más recordadas por los asistentes. «Es un ejercicio de memoria sobre una época que se ha ido olvidando, un ejercicio que muchos no quieren que se haga», reivindica la responsable del montaje sobre las páginas rasgadas de la Historia de España y sobre sus protagonistas más «invisibilizadas». La propia Portaceli se despacha con ironía el tópico de que se hacen demasiados textos sobre la Guerra Civil: «Para algunos, dos otres obras sobre este tema son demasiadas».