Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

Luis Francisco Esplá: "Una sociedad que vive sin raíces resulta más fácil de manipular"

Matador de toros. El diestro y artista alicantino ha vuelto a los ruedos por una tarde en la corrida goyesca de Arles (Francia). Su intención es no volver a torear de manera inmediata, pero siempre está dispuesto a comentar cuestiones que afecten al universo taurino.

Luis Francisco Esplá: "Una sociedad que vive sin raíces resulta más fácil de manipular"

¿Por qué la sociedad actual no entiende la tauromaquia?

Porque no le aporta nada. Se ha extendido el pragmatismo y todo debe servir para algo. No aprende de realidades que remiten a otro tipo de valores.

¿Qué valores?

Yo salgo de una plaza de toros en estado de plenitud porque he experimentado sensaciones que solo puedo recoger en un recinto con unas determinadas características. Un señor afronta en el ruedo el desafío entre la vida y la muerte con honor y rigor. Es el fundamento del héroe homérico, un concepto que ha desaparecido de la sociedad porque buscamos el atajo, lo fácil, y somos capaces de pisar la cabeza del prójimo para pasarle por encima sin que nada se resquebraje en nuestro interior.

¿Se puede hablar de arte?

Definir el arte es como definir el concepto de belleza, que en sí mismo es indefinible. Todos sabemos cuándo lo percibimos, pero no tenemos claro por dónde bordearíamos la línea que lo franquea. Creo que hay, por tanto, dos formas distintas de saberlo: cómo se percibe y cómo se crea. Tengo más claro lo primero que lo segundo, porque con la percepción ando más seguro.

¿Cómo lo percibe, entonces?

Como una emoción tremendamente orgánica, que me provoca un flujo de humores que cambia totalmente mi estado de ánimo y que escapa a mi gobierno. Un asunto intuitivo que me conmociona, como cuando bebo una copa de licor en ayunas.

¿Ha podido ser creador y espectador al mismo tiempo?

Hay tres toros en mi vida con los que he experimentado un proceso de creación y de percepción simultáneos: el toro «Dadito» de Miura en Valencia, otro de Salvador Domecq en Albacete y uno de Sepúlveda en Jaén. Es una sensación ultra sensorial que alimenta al instante la obra que quieres contemplar. Esto nunca me ha pasado pintando. Cuando termino un cuadro no quiero volver a verlo porque solo estoy pendiente de los defectos.

¿Cuando el arte se mezcla con el dinero deja de ser arte?

Un señor que se juega la vida necesita una compensación que lo estimule. El amor propio puede hacerte olvidar que estás delante de un toro. Con la edad de Roca Rey, por ejemplo, ése puede ser el motivo que te lleve a triunfar casi todas las tardes. Pero con el tiempo lo único que compensa el esfuerzo es el dinero. El desgaste psíquico que producen los toros solo está compensado por lo económico.

¿Cuál es el estado actual de la tauromaquia?

La gente percibe otra estética y habría que buscar un toro que cuestione más al artista. Toda perfección aniquila la emoción. El desafío es tremendo. Hay que evolucionar sin quebrar la esencia y eso es sumamente complicado.

¿Es real la nueva sensibilidad animalista?

Sí que parece que haya más gente concernida. Además, los que no están interesados en el tema se pronuncian en contra porque la actitud es rentable de cara a la galería.

¿Hacia dónde vamos entonces?

Eso mismo me pregunto yo. Estamos empeñados en perder las referencias, cuando el ser humano precisa de ellas para crecer como persona. Puede cuestionarlas, cambiarlas, pero siempre tiene que vivir vinculado a algo. Una sociedad que vive sin raíces resulta más fácil de manipular.

¿Cómo calificaría este neopuritanismo zoológico?

Me recuerda mucho a la época de Franco, donde se imponía la religión más allá de la religión. Estamos viviendo ese tipo de dictadura. Precisamente ellos, que se las han dado de laicos, no se dan cuenta de que lo que imponen no es una forma de vida, sino una religión, una fe. Nos quieren hacer vegetarianos y no dejan que cada cual mantenga la relación con la naturaleza que estime oportuna.

Los taurinos tampoco hacen mucho para que esto mejore€

Es un estamento perezoso que está malacostumbrado porque siempre ha sido el aficionado el que le ha sacado las castañas del fuego. Esto les ha hecho soberbios y miserables. Debemos tomarnos el asunto en serio. La tauromaquia es un espectáculo legal y ése es el marco en el que debe mantenerse. No puedo tolerar que al ir con mi nieto a los toros, en la puerta me llamen criminal, asesino y torturador. Oiga, que yo vengo a un espectáculo autorizado y no tengo por qué consentir esto. Todas estas claves, que en Francia funcionan, hay que establecerlas aquí; pero si los taurinos no se movilizan, poco tenemos que hacer el resto.

¿La Fundación del Toro sirve para algo?

Debería servir para defender nuestros intereses. Lo primero que habría que hacer es contratar profesionales de distintos ámbitos, que no procedan del mundo del toro. Hay mucha endogamia y los primeros que no quieren cambiar son los que viven de esto.

Compartir el artículo

stats