Está en forma. Insiste en la oportunidad artística de las nuevas tecnologías, y para dar ejemplo no se separa del iPad. Javier Mariscal recorre la galería Pepita Lumier explicando con pasión cada una de las imágenes que visten las paredes de la vanguardista sala de exposiciones de la calle Segorbe. Obras extraídas de su proyecto cinematográfico Los Garriris, la peli. Frames ilustrados y firmados para la ocasión.

Junto con Paco Roca y el crítico de cómic Álvaro Pons, Mariscal explicó ayer cada una de las viñetas de la historia de amor de una pareja en los setenta en Formentera, aquel paraíso descubierto por los valencianos más hippies. Desde la salida nocturna del barco «Ciudad de Valencia» lleno de jóvenes ávidos de aventuras hasta la llegada a La Savina.

«Sí, en cierta forma tiene algo de autobiográfica», confiesa. Nudismo, los primeros viajes psicodélicos, mucho paz y amor en una geografía reconocible para los que conocieron la isla antes de la invasión del turismo adolescente italiano. Hay imagenes idílicas de Sant Francesc, Es Pujols, o del camino al Cap de Barberia. Además de las míticas fiestas nocturnas en cala Saona con Es Vedrà y Es Vedranell de fondo. «Ibiza y Formentera es una parte de Valencia», afirma él que tiene casa en Dénia y frecuenta las calas de Xàbia.

«Me apetecía mostrar este trabajo inédito en Valencia y en un espacio como Pepita Lumier», contesta cuando se le pregunta si esta exposición es una vuelta a sus orígenes. Pero además incluye en la respuesta su teoría sobre el arte digital. Sostiene que con sus «precios democráticos», está al alcance de cualquiera tener un Mariscal en casa.

Hasta el 29 de octubre están a la venta cien ejemplares de tamaño A4 a 96 euros, un centenar también en A3 a 120 €, ilustraciones en blanco y negro coloreadas en acuarela a 200 euros, y las de 50x70 a 350 €. Los diez metacrilatos grandes son los más caros, a 900 euros cada uno.

Gran calidad

Mariscal está obsesionado en remarcar la compatibilidad entre la accesibilidad de la creación digital y el valor de la obra. Por eso remarca la alta calidad del papel de algodón que, junto con las tintas pigmentadas, dan como resultado un «acabado perfecto y de una calidad cromática extraordinaria».

Si este proyecto sale bien, habrá más porque para Mariscal «el ordenador es una herramienta que no te hace un dibujo, aunque estamos en una sociedad tecnológica y la tecnología ayuda». «Apuntes. Bocetos para una peli de Garriris» es la primera vez que muestra por donde irá la película que tiene en mente, en la que está después del éxito de Chico y Rita con Fernando Trueba.

Álvaro Pons, el comisario de la exposición de «Valencia Línea Clara» del IVAM, mantiene que es muy distinto el Mariscal de Pepita Lumier de aquel creador de los «garriris» en 1974. El artista se distancia de una posible vuelta a empezar, pero hay una oportunidad única para comprobarlo, porque hay obra suya en dos de los lugares más modernos de la ciudad que lo vio nacer hace 66 años.