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Crítica musical

Músicas en tiempos revueltos

La nueva temporada musical llega completa y cargada: Diversidad, calidad, rutina y descoordinación

Patricia Kopatchinskaja.

Diversidad, calidad, rutina y descoordinación. Quizá estas palabras sean las que mejor definan la nueva temporada lírica y de conciertos de la Comunidad Valenciana. Las tres capitales ofrecen propuestas cargadas de variedad, con presencia frecuente de solistas y conjuntos de primer orden. Sin embargo, al mismo tiempo asoman la aburrida inercia de repetir lo ya hecho mil veces y - lo peor de todo- la manifiesta incapacidad o falta de voluntad de los programadores y gestores para evitar que se solapen propuestas y fechas. Como ocurre con el sangrante tema de los dos palaus de la capital valenciana, cuyas respectivas ofertas musicales más que complementarse parecen competir entre ellas en una rivalidad estúpida e intolerable en la que quien siempre pierde es el espectador. En este sentido, la presencia de la Orquesta de la Comunitat Valenciana en el escenario rival del Palau de la Música el 30 de junio es una señal que invita al optimismo.

Menos controvertida en estos musicales tiempos revueltos es la armoniosa relación que parecen vivir en Alicante sus dos grandes instituciones musicales: el Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) y la veterana Sociedad de Conciertos. El primero volcado en su ciclo sinfónico y la segunda, fiel a su tradición de recitales y conciertos de relumbrón, empeñada en una temporada que permite a los alicantinos disfrutar en su propia ciudad de las más consagradas figuras y conjuntos camerísticos. Sin duda, la Sociedad de Conciertos de Alicante se puede enseñorear de presentar la agenda artística de mayor fuste de la Comunidad.

Trigo y paja

Pero es la ciudad de Valencia, con sus dos suntuosos y controvertidos Palaus, la que presenta la oferta más nutrida y extensa. Un calendario -a veces- de campanillas que incluye ópera, zarzuela, conciertos sinfónicos, música de cámara -poquita poquita- y recitales de diversa índole€ El buen melómano podrá así pasarse ocupado un día sí y otro también disfrutando de semejante agenda. Sin embargo, los más exigentes, aquellos que buscan los grandes nombres, los repertorios menos trillados o las propuestas más innovadoras, tendrán que seleccionar bien las fechas para desgajar el trigo y la paja de una oferta que, en todo caso, envidiaría la mayoría de las comunidades autónomas.

El Palau de les Arts centra su temporada en la ópera. Diez títulos en total integran la nueva temporada diseñada por su intendente, el italiano Davide Livermore, quien contará con la colaboración de su curioso e inédito triunvirato de directores musicales, integrado por sus paisanos Fabio Biondi y Roberto Abbado, a los que se añade el valenciano Ramón Tébar como principal director invitado. El no muy elevado nivel vocal de la temporada -en la que, no obstante, figuran algunas viejas pero bien vigentes glorias de la lírica, como la gran Mariella Devia o el sorprendente Gregory Kunde- se realzará con la participación de la todavía suntuosa Orquestra de la Comunitat Valenciana -titular del Palau de les Arts- y del Cor de la Generalitat -terrible nombre, hora es ya de cambiarlo en estos tiempos de renovación: en la vieja Unión Soviética hace ya lustros que la Orquesta del Ministerio de Cultura de la URRS dejó de llamarse así-, conjuntos ambos que dan lustre al Palau de les Arts.

Vistosa, luminosa, playera

El telón se alza el 1 de septiembre con la reposición de la vistosa, luminosa, playera y muy abigarrada coproducción de L´elisir d´amore de Donizetti firmada por Damiano Michieletto, que será dirigida por la discreta directora canadiense Keri-Lynn Wilson, esposa del todopoderoso Peter Gelg, ex-presidente de Sony Classical y actual máximo responsable del Metropolitan Opera House de Nueva York-, y cuya presencia en el podio del Palau de les Arts invita a mil conjeturas. Wilson contará con un reparto integrado por alumnos y viejos alumnos del Centre de Perfeccionament Plácido Domingo, en el que destacan en los roles protagonistas la georgiana Ilona Mataradze (Adina) y William Davenport (Nemorino).

El Gato Montés del valenciano Manuel Penella; I vespri siciliani y La traviata (¡por enésima vez en el Palau de les Arts!) de Verdi, Philemon und Baucis de Haydn, Lucrezia Borgia de Bellini (con la diosa belcantista Mariella Devia, Emilio Sagi en la escena y Fabio Biondi en el podio), Werther de Massenet, The Turn of the Screw (La vuelta de tuerca) de Britten, la desconocida Piramo e Tisbe compuesta en 1768 por el igualmente desconocido Johann Adolf Hasse, y Tancredi de Rossini, que clausurará la larga temporada lírica el 1 de julio, protagonizada por la gran mezzosoprano Daniela Barcellona, que se erige como una de las pocas verdaderas estrellas de la programación. Escénicamente será dirigida por Emilio Sagi, quien hace curioso doblete en el Palau de les Arts, mientras que la batuta será gobernada por Roberto Abbado.

Pero posiblemente el reparto más homogéneo y calibrado de la temporada sea el de I vespri siciliani, la gran ópera de Verdi que finalmente desembarca en diciembre en el Palau de les Arts de la mano escénica de Davide Livermore, que contará con un solvente elenco encabezado por el tenor Gregory Kunde (Arrigo), la soprano Anna Pirozzi (Helena), el barítono onubense Juan Jesús Rodríguez (Montforte) y el bajo moscovita Alexánder Vinogradov (Procida). Al frente musical de esta producción que promete lo mejor, el irrebatible oficio de Roberto Abbado.

Mínima presencia

Mínima hasta casi la nimiedad es la presencia sinfónica de la Orquestra de la Comunitat Valencia en el espacio del que precisamente es conjunto titular y -debiera serlo al menos- protagonista. Apenas unos pocos conciertos sin enjundia sinfónica, en los que únicamente cabe reseñar la interpretación de La canción de la tierra, de Mahler, el 6 de abril, con el libanés George Pehlivanian al frente y una pareja vocal de la que únicamente se conoce el nombre del tenor, Gregory Kunde.

La reconocida calidad de la Orquestra de la Comunitat Valencia, su trayectoria, la muy cualificada profesionalidad de sus profesores, y la entidad de los directores que la dirigieron en su más que exitosa trayectoria exigen un tratamiento y una presencia sinfónica muchísimos más ambiciosos. Los grandes directores, las giras, las grabaciones y el sustancial repertorio sinfónico han de volver con urgencia a los atriles de la que sin duda es aún y con diferencia la mejor orquesta de España. Aunque de seguir así las cosas, pronto no se podrá decir lo mismo. Alguien -¿Conselleria?- tiene que tomar cartas en el asunto para corregir y remediar este irresponsable tratamiento a la joya de la corona. Tener una orquesta así para hacer y requetehacer repertorio barroco dirigido por Fabio Biondi es como un Ferrari con Francisco Camps al volante y la famosa Rita de copilota.

Insuficiente a todas luces es la reducida presencia de la música de cámara, que se limita a tres conciertos liderados por el omnipresente Fabio Biondi, quien dirige y toca su -esto sí- virtuoso violín junto a profesores de la Orquestra de la Comunitat Valenciana en conciertos temáticos programados el 14 de enero ("En torno a Mozart"), 30 de marzo ("Italia más allá de la ópera") y 6 de mayo ("Alemania barroca"). La utilización de un espacio de acústica tan imposible como el llamado "Espai Los Toros" merma seriamente el interés de la triple convocatoria, más biondiana que camerística. La música de cámara protagonizada por los profesores de la OCV ha de tomar relevancia para convertirse en cita esencial y transcendente en la agenda del Palau de les Arts. Hay instrumentistas, repertorio y espacio -Teatre Martín i Soler- para plantear el ambicioso ciclo que músicos y público esperan y merecen.

El vecino Palau de la Música

El vecino Palau de la Música acomete su nueva etapa inmerso en la incertidumbre del futuro de su cuestionado director musical, Yaron Traub, quien tras más de una década de titularidad -desde 2005- es cuestionado abiertamente por la mayoría de los músicos de la Orquesta de Valencia, Incertidumbre genera también la presencia del nuevo director del auditorio, Vicent Ros, nombrado tras un muy rebatido concurso al que se presentaron algunos prestigiosos nombres propios y reputados gestores de la música valenciana y española.

El tándem Ros y Traub, y la nueva concejala Gloria Tello detrás, tendrá que lidiar con la alta responsabilidad y compromiso de mantener el consolidado y elevado nivel de calidad y prestigio alcanzado por los largos años de gestión de Mayrén Beneyto, quien desde su condición política tuvo siempre el acierto de rodearse de competentes profesionales, como Javier Casal, Ramón Almazán o Manuel Muñoz, ex-director del Palau y relegado actualmente a la subdirección.

Efectivamente, los tiempos de gloria -con minúscula- del Palau de la Música parecen ahora lejanos. En la nueva temporada presidida por Gloria Tello escasean los nombres de buenos directores al frente de la Orquesta de Valencia. La crisis aprieta y daña, lo que requiere un plus de imaginación, profesionalidad y competencia para compensar estos tiempos adversos para la música, para la cultura. No es razonable pensar que se atenúe el daño con el generoso esfuerzo de Traub de incrementar su número de conciertos para reemplazar la costosa presencia de caros directores invitados. Al contrario, es previsible que este hecho queme inevitablemente su estatus al frente de la orquesta y termine por avinagrar aún más la situación.

Traub, al que hay que reconocer su entrega, su estupenda labor cara a los abonados y a la propia dinámica de la OV, lidera un total de trece programas de abono, algunos de ellos repetidos en otras localidades. Como es santo y seña en su carrera, defenderá programas ambiciosos, con obras de tanto calado como la Sinfonía Doméstica de Strauss (21 de octubre, en su primer concierto de temporada), Missa Solemnis de Beethoven (3 diciembre, con el Coro Philharmonia de Londres), la ópera en concierto El holandés errante de Wagner (13 enero, con un reparto liderado por el barítono José Antonio López en el rol titular y la gran soprano wagneriana Catherine Foster), o las Tercera y Octava sinfonías de Mahler (la primera el 1 abril, con Waltraud Meier como solista, y la segunda, la multitudinaria "Sinfonía de los Mil", el 28 de abril, con el Cor de la Generalitat).

Traub completa su presencia en el podio del que es titular con el ciclo completo de las sinfonías y conciertos para piano y orquesta de Beethoven, que entre el 3 y el 25 de febrero presenta en seis programas articulados bajo el título "Festival Beethoven. 30é Aniversari del Palau de la Música". Como fechas señaladas de esta múltiple cita beethoveniana -a la que habría que añadir la ya referenciada interpretación de la Missa solemnis del 3 de diciembre- hay que destacar la presencia de Daniel Barenboim, que el 16 de febrero tocará el Concierto Emperador junto a Traub y sus huestes valencianas (concierto que, curiosamente, ya tocó el músico argentino-israelí-palestino-español con la Orquesta de la Comunitat Valencian y Zubin Mehta en el Palau de les Arts el 1 de noviembre de 2006).

Los otros cuatro solistas beethovenianos serán Khatia Buniatishvili (Primer concierto, 25 febrero), David Fray (Segundo concierto, 24 febrero), Iván Martín (Tercer concierto, 10 febrero) y Alexéi Volodin (Cuarto concierto, 22 febrero). Llama la atención la absoluta ausencia en él de pianistas valencianos, habida cuenta de la formidable nómina de nuevos artistas del teclado que habitan en la tierra del alicantino Gonzalo Alonso, el castellonense Leopoldo Querol o el valenciano Mario Monreal.

En la poco brillante nómina de directores que se pondrán al frente de la Orquesta de Valencia apenas destacan Ton Koopman (el 10 de marzo, con un programa barroco que contará con la participación solista de las violinistas de la propia orquesta Anabel García del Castillo y Esther Vidal) y el estadounidense Lawrence Foster, quien el 24 de marzo dirigirá la Tercera sinfonía de Brahms en un programa en cuya primera parte intervendrá la virtuosa violinista Arabella Steinbacher. Otros directores que figuran en la temporada de la OV son los valencianos Cristóbal Soler (que el 14 de octubre rendirá tributo a Enrique Granados en su centenario con la interpretación en versión concertante de su ópera Goyescas) y Rubén Gimeno, que el 7 de abril retorna al podio de la OV para presentar su particular versión de la Sinfonía número 11 de Shostakóvich. El regular plantel de maestros invitados se completa con Andréi Boreiko, James Gaf?gan, Pedro Halffter, Jacek Kaspszyk y Alexander Liebreich.

Mucho mejor pinta la programación de orquesta y solistas invitados, con presencias tan remarcables y bienvenidas o la Filarmónica de San Petersburgo, que retorna el 21 de mayo con su incombustible Yuri Temirkánov para brindar un programa que incluye ¡una vez más! la Quinta de Chaikovski y la rutilante obertura de la ópera Ruslán y Liudmila. Prometedora es también la presencia de la que ya es la batuta valenciana más internacional y uno de los valores más firmes de la nueva generación: Gustavo Gimeno, quien aterriza en su tierra el 3 de noviembre para ofrecer al frente de la Orquesta Filarmónica de Luxemburgo -de la que es titular- la Séptima sinfonía de Bruckner y el no muy frecuentado Concierto para violín de Schumann con Patricia Kopatchinskaja como solista.

También destacan en el capítulo de orquestas y conjuntos invitados Le Concert des Nations, que llega el 16 de octubre de la mano de su fundador, Jordi Savall; la Sinfónica de la Radio de Stuttgart (17 noviembre; con Tzimon Barto como solista del Concierto en Sol de Ravel y la Quinta de Mahler, todo dirigido por Christoph Eschenbach), o la presencia, el 8 de febrero, de la Sinfónica de St. Louis con David Robertson, aunque el mayor atractivo de esta cita será escuchar a Gil Shaham interpretar el Concierto para violín y orquesta de Korngold. Especialmente plausible es la vuelta al Palau de la Música de la Capella de Ministrers de Carles Magraner, que el 22 de enero reaparece con motivo de su 30 aniversario para ofrecer un programa compuesto por cantos y danzas medievales procedentes del Llibre vermell.

Cierran el capítulo de conjuntos invitados dos citas ineludibles. La primera, el 11 de diciembre, la Filarmónica de Londres, con Vladímir Jurowski en el podio y Jan Lisiecki al piano, visita una vez más el Palau de la Música, en esta ocasión con obras de Chopin (Concierto para piano en mi menor) y la Cuarta sinfonía de Mahler. La segunda será el 2 de abril, cuando Ton Koopman dirigirá al frente de sus fieles músicos de la Amsterdam Baroque Orchestra La pasión según san Mateo de Bach.

Fecha señaladísima

Fecha señaladísima en la temporada del Palau de la Música serán el 18 de febrero, cuando de nuevo el coloso del piano Grígori Sokolov emocione y deslumbre a todos con un programa que nadie conoce. Da igual: tal es la garantía de calidad y de autenticidad que siempre conlleva la presencia de este artista único e insobornable que remite a los mejores momentos de la historia de la interpretación pianística. Tampoco es desdeñable la vuelta del pianista Barenboim, que complementará su colaboración solista con la OV con un recital -15 febrero- compuesto por sonatas de Schubert. No acaba en estos dos nombres el festín pianístico que propone el Palau de la Música, en cuya temporada también se escucharán a pianistas como el bilbaíno Joaquín Achúcarro, que a sus envidiables 85 años tocará el 31 de mayo un programa sin concesiones en el que no falta la música de Brahms, Chopin, Falla, Granados y Rajmáninov. Por su parte, la china Yuja Wang toca el 8 d abril un programa a determinar€ Como Sokolov, sí, pero ella es otra cosa y habrá que esperar a ver qué diablos hace.

Finalmente, los muchos y fervorosos seguidores valencianos de la diva italiana Cecilia Bartoli están una vez más de enhorabuena. La mezzosoprano que deslumbró a todos con sus interpretaciones rossinianas vuelve al Palau de la Música para proyectar su voz menuda en la Sala Iturbi con un programa que todavía nadie sabe en qué consistirá. Será el 29 de marzo.

Extensa, pero sin empaque resulta la programación de la Sociedad Filarmónica de Valencia, que en sus renqueantes esfuerzos de supervivencia no logra cuajar una temporada que logre brillar entre los colosos palaus que lentamente la degluten. Con todo, entre los 25 conciertos que propone a sus abonados no faltan fechas imprescindibles, como el concierto inaugural, el 19 de octubre, que presenta a la Orquesta de Cámara del Gürzenich de Colonia con un programa que incluye obras de Fuchs, Haydn y Chaikovski. Será dirigida por su concertino Torsten Janicke y como solista actuará el violonchelista Bonian Tian. Este concierto, como todos los demás, se celebrará en el Palau de la Música.

Momentos remarcables

Momentos también remarcables en el calendario de la Sociedad Filarmónica son el recital del siempre ascendente pianista valenciano Antonio Galera, que el 20 de diciembre abordará un enjundioso programa que abarca la extensa Sonata en Si bemol mayor, D 960 de Schubert y Goyescas de Granados, que se escucha como homenaje al compositor leridano con motivo del primer centenario de su muerte; la actuación del Cuarteto Juilliard el 17 de enero, que en esta ocasión retorna a Valencia con obras de Beethoven, Davidovski y Mendelssohn-Bartholdy, o la presentación del Dúo Cassadó, conformado por el violonchelista valenciano Damián Martínez y la pianista Marta Moll, que el 2 mayo tocará composiciones de Bloch, Shapórin, Shostakóvich y Villa-Rojo.

La Sociedad Filarmónica de Valencia también promueve las actuaciones de conjuntos e intérpretes como el pianista tinerfeño Guillermo González (24 enero; Albéniz, Castillo, Falla y Scarlatti); Sexteto Stradivari (14 febrero; Brahms y Chaikovski); el violinista Iván Zenaty y la pianista Sandra Shapiro (21 febrero; Beethoven, Martin? y Schumann); la mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera, que el 28 de febrero cantará junto a un conjunto de profesores de la Orquesta de Valencia fragmentos de Bizet, Comellas, Gounod, Händel, Lecuona, Piazzola, Rossini y Saint-Saëns, o la Orquestra Filharmònica de la Universidad de Valencia, que el 4 de abril abordará obras de Jachaturián y Rajmáninov bajo la dirección de su titular, Hilari García. La temporada de abono se extenderá hasta el 23 de mayo, cuando la Orquesta Baltic Neopolis y Adam Kloceck la clausurarán con piezas de Boccherini, Chaikovski, Kilar, Lukaszewski y Montero.

Grandes nombres

Desde que se fundó en 1972, la Sociedad de Conciertos de Alicante propone una programación camerística espectacular, plagada de grandes nombres seleccionados cuidadosa y equilibradamente entre las viejas y nuevas "glorias" de la interpretación. Es difícil encontrar en España -y en el extranjero- un ciclo de conciertos de tanto fuste y tan cabalmente articulado. Entre el 10 de octubre y el 6 de junio de 2017 se sucede en el marco del Teatro Principal de la ciudad de Óscar Esplà una serie de veinte conciertos en la que destacan nombres y conjuntos como el barítono Matthias Goerne (11 octubre); el violinista Eric Silberger (18 octubre), los violonchelistas Miklós Perenyi (13 diciembre) y Alisa Weilerstein (6 marzo), el Trío Colom-Lluna-Claret (21 diciembre) o los cuartetos Artemis (23 enero) y Belcea, que el 24 de abril interpretará un monográfico Schubert que incluye el Cuarteto La muerte y la doncella, y, junto al violonchelista Jean-Guihen Queyras, el Quinteto en Do mayor, D 956.

Punto y aparte en la sustanciosa programación de la Sociedad de Conciertos alicantina merece la fuerte presencia pianística, con una impactante retahíla de primeros nombres internacionales en la que destacan Emmanuel Ax (9 noviembre), Javier Perianes (1 diciembre), Nikolái Luganski (10 enero), Varvara Nepomnyashchaya (21 febrero), Alessio Bax (20 marzo), Elisabeth Leonskaya (3 abril), Eliso Virsaladse (16 mayo) y András Schiff, quien retorna una vez más a su "ciudad amiga" de Alicante para clausurar la temporada el 6 de junio con un recital que contribuirá a afianzar aún más la reputación de este auténtico "foro de prestigio" que es la Sociedad de Conciertos de Alicante.

Imprescindible, complementario€

Imprescindible, complementario y cargado de fechas relevantes es también el ciclo sinfónico que un año más promueve la Diputación de Alicante en su flamante Auditorio ADDA. La estupenda acústica de este auditorio diseñado por el arquitecto alicantino Juan Antonio García Solera e inaugurado en 2011 vuelve a acoger algunas de las primeras orquestas internacionales en un ciclo de doce conciertos que comienza el próximo 21 de octubre, cuando el legendario director de orquesta británico Neville Marriner (1924) se ponga al frente de la Orquesta de Cadaqués para dar vida a un programa con sabor español que comprende obras de Falla, Granados y Montsalvatge, además de la Segunda sinfonía de Beethoven.

Cita igualmente imprescindible del ciclo sinfónico alicantino es la que propone con la Filarmónica de Luxemburgo y su descollante titular, el valenciano Gustavo Gimeno. El 5 de noviembre se presentan con el Concierto para violín de Chaikovski (solista: Patricia Kopachinskaya) y la monumental Séptima sinfonía de Bruckner. De campanillas es también la presencia de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Stuttgart, que el 18 del mismo mes se presenta junto a dos figuras como el pianista Tzimon Barto y Christoph Eschenbach. En los atriles dos obras tan apreciadas como el Concierto en Sol para piano y orquesta de Ravel y la Quinta sinfonía de Mahler.

Relumbrones

La relación de orquestas se completa con conjuntos tan de relumbrón como la Filarmónica de Londres (que bajo la dirección de su titular, Vladímir Jurowski, actúa el 12 de diciembre con el Primer concierto para piano de Chopin y la Cuarta sinfonía de Mahler); la Orquesta Nacional de Escocia (12 enero); Orquesta de la Suisse Romande dirigida por Jonathan Nott (3 febrero); Camerata Salzburg (13 de febrero con Rafa? Blechacz como solista de piano y director); Sinfónica Chaikovski (con la pianista Varvara Nepomnyashchaya como solista, que hace doblete en Alicante tras actuar en la Sociedad de Conciertos el 21 de febrero, y el veterano Vladímir Fedoseyev en el podio; 27 abril); Filarmónica de la BBC bajo la batuta del español Juanjo Mena y con Rudolf Buchbinder al piano en el Tercero de Beethoven (11 mayo, el programa se completa con la Cuarta sinfonía de Bruckner), y, finalmente, la Sinfónica de la Radio de Fráncfort, que el 26 de mayo clausura la temporada con La consagración de la primavera, de Stravinski, en un programa dirigido por el colombiano Andrés Orozco-Estrada y que también incluye la Primera sinfonía de Beethoven y las Variaciones rococó, para violonchelo y orquesta, de Chaikovski, con la participación solista de Gautier Capuçon.

No falta en el ADDA la Orquesta de Valencia, que se presenta por partida doble, y siempre bajo la dirección de su aún titular Yaron Traub: el 2 de diciembre con la Missa Solemnis de Beethoven, para la que se hará acompañar por un consistente reparto de voces solistas y el Coro de la Philharmonia de Londres, mientras que el 31 de marzo lo hará con la sobrecogedora Tercera sinfonía de Mahler, que contará con presencia solista de la siempre fascinante voz de Waltraud Meier.

Castellón y su estupendo Auditorio -inaugurado en 2004- sufren con especial virulencia los efectos de los recortes en cultura. Lejos quedan las palabras, del presidente de la muy veterana Sociedad Filarmónica de Castellón, Miguel Ángel Trilles, cuando el 16 de marzo de 2008 afirmaba no exento de razones que "nuestra ciudad supera en oferta cultural a muchas otras capitales". Tampoco el Conservatorio Superior Salvador Segui ni su Orquesta Sinfónica han aumentado sus propuestas musicales. Resulta descorazonador observar cómo una infraestructura musical tan sobresaliente como la que dispone la capital castellonense sirva para no mucho más que albergar conciertos de Niña Pastori -mañana sábado, 1 de octubre, en el Auditori-, o el espectáculo Francesco que organiza -también mañana y el domingo la asociación de Amics de l´Ópera en el Teatre Principal.

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