Mario Pérez Langa ha sido el triunfador de la segunda tarde de la feria de novilladas algemesinense. El aragonés vino con ganas, y prueba de ello es que no se dejó nada en el tintero. Le aplicó dos rejones de castigo al único animal que pasaportó. El rejoneador, bullidor y templado, puso al público en pie en varias ocasiones. El novillo, despuntado reglamentariamente para rejones, acabo muy parado y rajado. El jinete de Calatayud, con las ideas claras en todo momento, realizó una actuación muy celebrada y tras un infame bajonazo, el presidente, esta vez a tono con el respetable, concedió las dos orejas. El que abrió plaza dio una voltereta sin consecuencias en el recibo capotero a Curro Durán. El novillo escarbó y mostró su falta de fortaleza pero Durán la amilanó con confianza y temple para correrle bien la mano por ambos pitones. Mientras toreaba al natural fue volteado de nuevo. Faltó ajuste y hubo mucha disposición en la faena del utrerano. Una estocada caída no valió para que el presidente diera una oreja que el público pidió con fuerza. Dio una vuelta al ruedo que supo a poco.

Cuando salió el astifino «Estafador», castaño bragado, número 54, empezaron a caer tibias gotas que no llegaron a cuajar. Encastada la embestida del cebada por ambos pitones; valiente y tenaz el joven, que hizo lo que pudo para resolver la papeleta. El extraordinario ejemplar llegó a la muleta con mucho que torear por su movilidad y transmisión. Tras una estocada caída que produjo derrame, Curro Durán paseó una oreja. El segundo de la tarde solo recibió un puyazo y se enceló en el peto del picador. Rafael Serna realizó un limpio quite por chicuelinas y brindó al público su labor muletera. «Esquilo», negro bragado, número 28, bien hecho, desarrolló las virtudes de la fijeza, la prontitud y el recorrido. Hubo demasiada brusquedad en el trasteo del sevillano y el novillo se violentó. Con un bajonazo que produjo derrame despenó al astado.

En el último de la tarde, otro ejemplar de la divisa gaditana con posibilidades, apareció en escena por primera vez en la feria el sobresaliente Sergio Salas Suárez y realizó un buen quite por chicuelinas. Rafael Serna realizó lo más lúcido del festejo sobre el buen pitón derecho, por donde toreó con temple, largura y profundidad. Por el izquierdo fue otro cantar. Después de un mete y saca, dejó una estocada tras dos avisos. El animal fue silenciado. Los toreros no acabaron de estar al nivel que los asados posibilitaron y se fueron andando del palenque.