En las largas noches de los ochenta, Valencia tuvo una escalera famosa. En un coqueto palacete de la calle Cocinas, a dos pasos del Palau de la Generalitat, el pub-discoteca La Marxa fue el punto de encuentro de artistas e intelectuales modernos. Nada más entrar, topabas con una escalinata parisina que subía a la barra del primer piso, donde estaba el lío. Por ella se vio bajar primero a Joan Monleón vestido de fallera, algo que emuló luego a menudo Vicente Bartual, antes de su mítico espacio radiofónico Bikini Club.

Cabello/Carceller trasladan el esplendor de aquella época al IVAM, aunque sin saber nada de aquel templo de la movida valenciana. Dieciséis personas bajan la escalera de la Galería 6, en una metáfora sobre las identidades. Jóvenes y maduras; disfrazadas y desnudas; alegres y angustiadas; descaradas y tímidas. Un pequeño desfile para un gran retrato, pues las artistas sostienen que la inestabilidad de las personas transgenero lo inunda todo. Un poema «performativo», y a la vez reivindicativo. Un montaje con dos grandes pantallas, arriba y abajo, auxiliadas con monitores, pero sin figuras repetidas.

Como es habitual en ellas, Helena Cabello y Ana Carceller realizaron una convocatoria pública pero restringida. La condición era tener relaciones «problematizadas» con la separación convencional entre lo masculino y lo femenino. La única indicación para bajar la escalera era que no se recrearan demasiado. «Nos interesaban personas en las que el sexo biológico y la identidad de género no concurren en placidez», según Carceller. Tanto que uno de los figurantes acudió acompañada de su mujer. Las artistas mantienen que quedan muchos tabús, en el arte y en general.

Más mediterráneo se mostró José Miguel G. Cortés. Para el director del IVAM, «las personas que integran este proyecto cubren un amplio abanico de edades y en sus actitudes se observa que los más jóvenes viven su sexualidad de una forma más libre. Es un reflejo del cambio que ha vivido España en el que, afortunadamente, la gente vive cada vez más libremente su sexualidad».