La Campaña de Excavaciones en la Cova del Bolomor, el yacimiento situado en Tavernes de la Valldigna y codirigido por Ruth Blasco, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) de Burgos, ha finalizado con el hallazgo de cuatro fragmentos de parietal humano. Se trata de cuatro fósiles humanos, confirmados por el equipo del Centro Mixto de Evolución y Comportamiento Humano de la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Salud Carlos III.

Un hallazgo que abre nuevas perspectivas a la investigación del yacimiento, a través de la realización de estudios paleogenéticos, según explicó ayer el CENIEH. En concreto, se analizarán relaciones de filogenia de los grupos humanos neandertales y pre-neandertales en la Península Ibérica, a través de una colaboración con el Departamento de Genética Evolutiva del Instituto Max Planck de Alemania.

Además, la campaña de excavaciones ha ofrecido otro importante descubrimiento, un bifaz elaborado en caliza micrítica, único en la secuencia estratigráfica de este yacimiento del Pleistoceno Medio. La aparición de este bifaz, asociado al escaso número de restos de fauna, hace presuponer de la coexistencia modos industriales en el Pleistoceno Medio, aseguran los investigadores.

El yacimiento de Cova del Bolomor, con una cronología similar a los yacimientos de Galería y Gran Dolina de la Sierra de Atapuerca (Burgos), presenta una de las evidencias más antiguas en el uso controlado del fuego en Europa. A lo largo de veintiocho años de excavaciones, se han registrado quince fuegos, algunos con cronología de 230.000 años de antigüedad, han recordado desde el CENIEH.

De hecho, uno de los objetivos de esta campaña era excavar en extensión los vestigios de uno de los hogares más antiguos, que se localizó en 2004. Las excavaciones en Cova del Bolomor se llevan desarrollando de forma sistemática desde 1989, bajo la dirección de Josep Fernández Peris, y la codirección de Pablo Sañudo y Ruth Blasco.