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"Margarita Ruiz de Lihory es un personaje modernísimo, en los años veinte y ahora"

"Margarita Ruiz de Lihory es un personaje modernísimo, en los años veinte y ahora"

¿Cómo llegó hasta Margarita?

Por casualidad. Buscaba un tema para una novela histórica y no lo encontraba. Un día tomando café con mi tía me contó la historia de Margarita. Me puse a buscar en Google, de ahí a la hemeroteca... y lo que más salía sobre ella era la parte truculenta, pero rascando te encuentras una historia más apasionante.

¿Por qué una historia así había quedado medio sepultada?

Ella tuvo dos momentos álgidos, primero con las crónicas del Rif. Volvió siendo superfamosa. ¿Cuántas mujeres periodistas de guerra había entonces? Y luego en los cincuenta, con el suceso con su hija. Pasó el resto de su vejez enclaustrada en su casa de Albacete, eso ayudó que no hubiera recuerdo de ella...

¿Cómo era ideológicamente?

Era una patriota y lo digo con envidia. Estaba orgullosa de ser española y feliz de ser valenciana. Dentro de ese patriotismo exacerbado era amiga de Franco y, en la guerra, optó por su amigo.

Amiga y protegida.

Cuando estalló el suceso con su hija, de hecho, no la ayudó directamente Franco pero es cierto que no fue a la cárcel. Luego, al final de sus días, Franco tampoco le ayudó: Margarita acabó pobre, sola y en una residencia. Franco al final se distanció de una Margarita que era muy diferente a la que conoció en su juventud.

De ella se suele destacar la lista de célebres amantes. ¿Trató de huir del estereotipo de «mujer fatal», construido por los hombres?

Con los amantes, en primer lugar he tenido que cortar porque si cuento todo lo que hizo necesito seis volúmenes (ríe). Me sorprendía quiénes fueron esos amantes. Ella pertenecía a un círculo aristocrático en Valencia donde entabló relación con Primo de Rivera, aunque eso es un rumor. No lo es su relación con Manuel Aznar, abuelo de José María. En Boston conoció a Henry Ford... No caer en ese estereotipo ha sido fácil porque tuvo tanto carácter que nunca se dejó dominar por los hombres, siempre hizo lo que le venía en gana. Vivió sus historias de amor de una forma egoísta. Los hombres fueron los acompañantes.

¿Ha encontrado un reflejo de un personaje como Margarita en la actualidad?

No. Era una mujer modernísima, a principio de siglo y ahora. El hecho de que ella abandonara sus hijos aún choca. La historia da un paso adelante y otro hacia atrás y hoy que un hombre abandone a su familia es normal pero que lo haga una mujer no. Ella también luchó por los derechos de la mujer y la infancia; forma parte de su dicotomía: tenía mucha conciencia de clase, estaba orgullosísima de ser noble, pero pensaba que tenían derecho a hacer su vida y no depender de un hombre.

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