El simbolismo de la novela Moby Dick, publicada por Herman Melville en 1851, da un paso más allá sobre las tablas de la Sala Russafa.

El teatro de la calle Dénia estrena mañana Moby Dick (el mal amor), una metáfora sobre la violencia contra las mujeres. La pieza —que se representará también el viernes— está creada por el bailarín valenciano y Premio Max 2016 Toni Aparisi; cuenta con los textos de Chema Cardenya, la composición musical de Jesús Serrano, la escenografía del artista plástico Claudio Zirotti y un elenco formado por los propios Cardenya y Aparisi junto a Iria Márquez e Iris Pintos.

Según explicó ayer Aparisi, la idea de llevar esta metáfora a las tablas de un teatro surgió después de estudiar la novela y tras un taller con jóvenes bailarines. «Descubrí que el capitán tiene una obsesión con la ballena, quiere hacerla suya, perseguirla e impedir que nadie que no sea él la mate. Y cuando consigue su objetivo no le importa morir».

«Llegamos a la conclusión de que la obsesión del capitán con la ballena tiene su paralelismo con los casos de violencia de género», explicó el premiado artista.

Aparisi destacó que «el objetivo del capitán Ahab es destruir al cachalote, al que hasta pone nombre», aunque en realidad el animal «solo actúa en defensa propia», analizó el bailarín, coreógrafo y director. «Una historia de violencia de género encaja perfectamente con la obsesión del capitán por matar a un ser vivo. Esta obra trata sobre esa obsesión que desarrolla el ser humano en la violencia machista».

El artista como narrador

A través de un lenguaje común, la pieza de danza, teatro y música pretende aportar «su grano de arena» a la lacra de la violencia machista: «El artista es un narrador de lo que ocurre en su tiempo, y si podemos aportar algo, mejor», explicó al tiempo que señaló que le gustaría que la obra saliera a otros espacios escénicos.

Sobre la reacción del público ante esta metáfora, Aparisi señaló que «hay mucha gente que mitifica la novela y no le gusta la analogía, pero antes de ponerla en marcha lo consultamos con una psicóloga». Para abordar el tema y adaptar la novela a esta obra, Aparisi también se asesoró con víctimas de maltrato. «Hay ideas muy equivocadas sobre el amor, que aceptan el control o la obsesión como parte de un ideal romántico. Quería documentarme para poder reflejar en el espectáculo cuáles son las fases, cómo una relación que empieza siendo amorosa se convierte en violenta», aseguró Aparisi.

Y, para evitar que el mensaje transmitido a través de la danza pudiera perderse y con el objetivo de que pudiera llegar incluso a públicos no familiarizados con el género, se incorporó al proyecto el dramaturgo Chema Cardenya, quien ha hilvanado extractos de la novela de Melville con textos originales en unos monólogos que van traduciendo en palabras la descarnada historia que cuenta la coreografía de Aparisi.

Sobre el escenario, la interpretan el propio Aparisi junto a la bailarina Iris Pintos. Mientras que Cardenya y la actriz Iria Márquez dan vida a una serie de monólogos crudos y realistas que reflejan la evolución de esta relación de maltrato.

«Es una propuesta interdisciplinar porque todo suma, el teatro, la danza, la música y el arte. La cultura es una herramienta fundamental para la difusión, pero también para la concienciación social que en este tema es absolutamente necesario», defendió Aparisi, quien se mostró «preocupado» por la pérdida de impacto de esta problemática social.

«Cada día hay una noticia sobre esto, pero aun así sigue creciendo el número de víctimas y cada vez afecta a generaciones más jóvenes. Con este espectáculo buscamos dar voz a las mujeres, ser un altavoz para este conflicto», comentó el bailarín y coreógrafo.

Ni un «guantazo real»

Pero, Moby Dick (el mal amor) no es una obra de violencia, sino sobre ella. Aparisi no ha subido ni un solo «guantazo real» a la escena. «Creo que la música, el texto y la danza son lenguajes que harán entender la violencia de género al público».