La vida de Emmanuel Bove (1898-1945) estuvo presidida por los cambios de fortuna casi desde la cuna. Hijo extramarital de una criada que pronto se desentendió de él, halló protección durante unos años con su padre, un judío ruso exiliado que había casado con una inglesa rica. Pero aquello no duró, porque el matrimonio tuvo un hijo que le robó sus afectos y, además, su madrastra se arruinó.

Bove se rehízo y llegó a ser novelista de éxito bajo seudónimo en Viena yluego, ya con su nombre, en París. Pero su trayectoria fue segada por la II Guerra Mundial, a la que, enfermo, apenas sobrevivió, y su obra cayó en el olvido hasta que comenzó a ser recuperada en Francia en la década de 1980. Como Bove, sus personajes son individuos desplazados, invadidos por la angustia y la desesperación. Criaturas a las que las cosas van mal antes de que empiecen a irles peor. Habitantes de un mundo de pesadilla que se refleja con inquietante nitidez en los relatos de este esclarecedor Henri Duchemin y sus sombras.